El titular de la Unión Tranviarios Automotor, Roberto Fernández, aun cree en el dialogo pero se mostró a favor de un “paro nacional sin movilización. Si el gobierno nacional no convoca a una mesa de diálogo a empresarios y la CGT para hallar una salida a la crítica situación económica“.
Fernández aseguró que observa “la situación política con mucha incertidumbre. La vemos como todos los trabajadores, con salarios que no alcanzan y el panorama cada vez es más confuso y más difícil y el Gobierno no encuentra el camino para resolver la crisis”.
“Nuestros trabajadores están con un piso de 30.000 pesos que no significan el paraíso, porque hoy no le alcanzan los 30.000 a un chofer con una familia tipo si trabaja el solo”, expresó en declaraciones a Télam, el líder de la UTA y agregó que “la economía en la Argentina es una timba, y no le echo la culpaba nada más que al Gobierno, porque nos hemos acostumbrado, o vamos al dólar o vamos a las tasas de interés: inversiones cero”.
El dirigente, que boicoteó el último paro nacional de la CGT cuando el Congreso de la Nación trató la ley de reforma previsional, sostuvo que “en casi tres años de este gobierno la economía no ha cambiado nada, lo que ha cambiado es la situación económica de los trabajadores, cuya crisis ya llegó a la clase media, la que siempre consumió y era el motor de la economía”.
“Hay que hablar con sinceridad y cada sector debe dejar de soplar la plumita; hagámonos cargo de la situación. Ningún político puede hacer política partidaria con esto, pero si el Gobierno no escucha a la CGT, la posibilidad de un paro nacional está latente antes del campeonato mundial de fútbol”, indicó el sindicalista.
Fernández concluyó: “Llegó el momento en que hay que levantar la voz y decir: señores del Gobierno vamos a sentarnos a dialogar, porque esta política deriva en enfrentamientos. La CGT no se quiere enfrentar con el Gobierno, pero vemos que la situación se ha desmadrado totalmente, y nosotros no lo vamos a permitir porque los impuestos y las tarifas han subido y los empresarios no invierten, porque los pocos capitales que vienen son golondrinas y así no camina un país”.
