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“A los trabajadores no le tienen que tener miedo, le tienen que tener respeto”

*Por Redacción

No hay manera de soslayarlo. Más de 400 mil trabajadores se manifestaron en repudio al modelo económico neoliberal de Cambiemos sobre la Avenida 9 de Julio, en el centro porteño. La movilización multisectorial del 21 de febrero, convocada en un principio por el Sindicato de Camioneros, fue la más importante de los últimos tiempos para el Movimiento Obrero.

Desde las primeras horas del miércoles los trabajadores y trabajadoras pertenecientes a diversas organizaciones sociales, políticas y sindicales, se congregaron desde distintos puntos del país. El impacto de la movilización que irritó a Macri se midió en pleno camino. Las fuerzas de seguridad, que durante el 14 y 18 de diciembre, sirvieron como brazo represor del Gobierno, durante esta jornada pararon micros y requisaron a los manifestantes como si fueran delincuentes. Sin embargo ello no impidió que a las 15 horas, cuando comenzaron los discursos, la ancha avenida se encontrara rebalsada de lado a lado.

El primero en abrir la serio de oradores fue Juan Carlos Schmid. El triunviro de la CGT leyó el documento de Mar del Plata. Su discurso no se extendió. Breve y contundente con un claro mensaje hacia adentro de la Confederación General del Trabajo. El titular de la CATT destacó el punto número 5 del dicho documento donde las organizaciones sindicales se comprometen a ser solidarias con los gremios en conflicto y señaló que cada uno de los puntos del mismo fue aprobado por el Consejo Directivo cegetista.

A continuación fue el turno de Sergio Palazzo, líder de La Bancaria expresó: “Simplemente decirles que no nos vamos a callar, somos los mismos que decidimos marchar contra la reforma laboral y fuimos cientos de miles en la Plaza Congreso. Somos los mimos que marchamos en contra de la reforma previsional y somos los mismos que hoy, aquí, le decimos la presidente Macri: basta de ajuste, basta de seguir extorsionando a la clase trabajadora, dedíquese a gobernar para todos los argentinos y no para su clase que es la clase empresaria que es la que se lleva toda la renta nacional”. 

Por su parte Pablo Micheli, Secretario General de la CTA Autónoma manifestó que “nosotros venimos acá, a esta marcha, para que paren con los despidos y reincorporen a los compañeros despedidos. Que paren con el desguace, que paren con la entrega del país, que paren con los aumentos, que la corten con los tarifazos. Venimos a decirles acá que si no paran con el ajuste, no revisan los despidos, hay que construir la continuidad de ésta lucha. Mostremos que en la unidad, en el marco de la diversidad, seremos capaces de construir un gran paro nacional para decirles basta a estos tipos”. 

Luego habló Hugo Yasky, conductor de la CTA de los Trabajadores: “Sabemos que cada vez que salimos a la calle, este gobierno llama algún juez amigo, interviene a algún sindicato, inventa a alguna causa. Les decimos que si quieren buscar delincuentes, si quieren buscar ladrones, le pasamos una dirección: Balcarse 50, en la Casa Rosada, ahí están los que tienen que ir a buscar. Nosotros queremos, simplemente, trabajo y dignidad”. 

El cierre del acto estuvo a cargo de Hugo Moyano, luego que diera su discurso Esteban “el Gringo” Castro de la CTEP. El líder camionero fue contundente en sus expresiones: “No me van a ver arrugar en nada y mucho menos defendiendo los intereses de los trabajadores. Venimos con un sólo objetivo, el objetivo es decirle al Gobierno: Señor Presidente no siga llevando adelante políticas que hambrean a las partes más sensibles de nuestra sociedad. A nuestros queridos jubilados, a nuestros queridos viejos. Estos señores no saben que los que más queremos la pacificación del país somos los trabajadores, pero la pacificación del país se hace con salarios dignos, los chicos puedan comer dignamente. Ellos no le tienen temor a los dirigentes, a los que les tienen temor es a ustedes, los trabajadores. A los trabajadores no tienen que tenerle miedo, tienen que tenerle respeto”. 

Una vez terminado los discursos y con la marcha peronista cantada a viva voz, la desconcentración fue tan en paz como la concentración. Los medios adictos y el gobierno no obtuvieron la foto que habían ido a buscar. En cambio se llevaron discursos fuertes, la bronca de los trabajadores y la maravillosa postal de 400 mil almas diciéndole, no y no, una vez más, al neoliberalismo.

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