Opinión

El “Loco” Gatti: La leyenda y la magia del fútbol argentino

La noticia del fallecimiento de Hugo Orlando Gatti, extraordinario arquero de nuestro fútbol entre Atlanta ’63 y Boca ’88, pasando por River, Gimnasia y Esgrima, Unión y la selección, no sorprenderá al universo futbolero. Estuvo un mes internado en el Pirovano.

El entrañable Hugo tenía 80 años. Lo del “Loco” Gatti, por genio. Como tantos otros. El informe médico, conocido en la tarde del domingo, indicó “insuficiencia renal”, aunque también soportó un “virus intrahospitalario”. Curiosamente, algo parecido al final de otro notable arquero-récord xeneize, Antonio Roma, fallecido en 2012.

La gente más cercana, los que seguían la internación en el Hospital de Saavedra, comentaron que Gatti llevaba un mes y días internado y firmó con tristeza el fallecimiento de su esposa, “Nacha” Godart, en junio de 2024. Estuvieron juntos desde 1977.

Gatti, nacido en Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires, “Pampa Húmeda”, la tierra de tres cosechas por año, el pibe futbolista. Algo parecido al comienzo de Amadeo Carrizo en los ’40, en Rufino, Santa Fe. Primero jugando “al medio”, luego el arco. Lo vieron los buscadores de “piedras preciosas”, enviados del notable presidente de Atlanta, León Kolbovsky, que ya habían llevado al “Bohemio” a Carlos Griguol de Las Palmas, Córdoba, en 1956, y al año siguiente a Luis Artime, desde Junín. “Ojo clínico”.

Kolbovsky los tuvo en la pensión de Atlanta, en Avenida Corrientes al 5500. Una casona, “mina de oro”. En 1958, con Victorio Spinetto como DT, se logró una gran campaña. Hugo Gatti no estaba todavía. Debutó en 1962, con 17 años. Nunca más salió. Ese año atajó un penal al “Nene” José Francisco Sanfilippo, infalible. Por la época, con Oreste Corbatta no fallaban nunca desde los 12 pasos. En 1959, otra curiosidad: Antonio Roma, de Ferro Carril Oeste, había atajado a Corbatta. En carreras.

Entre los que jugaban “adelantados” estaban Julio Cozzi, en los ’40, Amadeo en los ’50 y ’60, y Néstor Errea, sucesor de los citados. Luego de Hugo Orlando Gatti, quien siguió con el estilo casi un cuarto de siglo. Los datos de su intuición e inteligencia para adivinar la jugada. Atajó casi 30 penales, récord que Ubaldo Fillol, otro estilo, compartió en el podio. De Atlanta pasó a River, con 20 años. Un duelo con Carrizo entre 1964 y 1968.

En River, jugó casi 100 partidos. Luego, en Gimnasia y Esgrima, fue gran figura entre 1969 y 1974. En el “Lobo” platense, disputó algo más de 200 partidos. Lo pidió Juan Carlos Lorenzo para llevarlo a Unión, como nueva figura. Estuvo una temporada. Unos 45 partidos. En 1976, el popular “Toto” Lorenzo, bicampeón con San Lorenzo en 1972, llegó a Boca contratado por Alberto J. Armando. Boca ganó títulos de AFA, Libertadores e Interclubes. Gatti fue figura de nuevo.

En el final de su cuarto de siglo en Primera, una mañana en Palermo, Hugo tomando sol, el que escribe estas líneas se acercó para una entrevista no pactada. Entre las cosas, Gatti evocó atajadas y curiosidades.

  • ¿La mejor atajada de mi vida? Creo que la pelota que le saqué a JJ López en volada inolvidable, iba al ángulo izquierdo mío. “El Cilindro” de Racing, cuando Boca le ganó a River 1 a 0 con aquella avivada de Rubén “Chapa” Suñé.

  • ¿La mayor alegría en el fútbol, después del nacimiento de mis hijos? El penal que le atajé al brasileño Vanderley de Cruzeiro, 5 a 4 en Montevideo. Boca ganó el primer título internacional.

  • ¿La mayor locura? Pudo ser cuando salí hasta el medio de la cancha en “La Bombonera” en 1981, Boca-Estudiantes. Algo que había intentado otras veces. Cortar, eludir al que se venía y llevársela. Lo único diferente: esa vez terminó en gol del “Mono” Osmar Perotti y ganamos 1 a 0.

“Con esto te alcanza”, mientras seguía haciendo ejercicios, solo y tomando sol. Un personaje único, irrepetible. Le decían “Loco”, como a tantos otros que se distinguen por sus genialidades. Un excéntrico.

“Sabés unas cuantas cosas”, desafió en la despedida. Primavera de 1988. En plena idolatría, a la salida muchas pibas rodeaban su auto. “Esta no la sabés”. Cerré las puertas, las tres. Estaban clausuradas. Otros tiempos.

Los amigos decían hace poco: “Hugo no superó la muerte de Nacha”. Sí, conocieron en los ’70. Más de medio siglo juntos. Dos hijos, tres nietos. “Le pegó muy fuerte”.

22/4/2025

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