El título de la presente nota se inspira en el álbum de Genesis de 1973, “Vendiendo Inglaterra por la Libra”, el cual, según el criterio del autor del presente escrito, es uno de los grandes álbumes de la historia de la música. Pero vayamos al punto.
El dinero es el medio de cambio aceptado en las sociedades gracias a tener el aval de los Estados del mundo. Así, las monedas de curso legal de las Naciones, funcionan como medios de pago y como unidad de cuenta, lo cual significa que el valor de cambio de todas las demás mercancías son expresadas en términos de esta mercancía tan particular que es el dinero. Por tanto, también cumple las funciones de depósito de valor (ahorro) y patrón de pago diferido (pagos a crédito, en cuotas, o acuerdos de postergaciones en la erogación).
En la “crisis” del 2001, bajo la Ley de Convertibilidad, regía la Caja de Conversión, que obligaba a que cada peso en circulación tenga que ser respaldado por un dólar en Reservas. Como ya no quedaban dólares y ya no se conseguían más préstamos, en consecuencia no se podían emitir más pesos. Entonces se emitían Patacones, Lecops y otras cuasi monedas provinciales, que oficiaban como medios de pago socialmente aceptados por todos. Pero precisamente, esto era así por tener el aval, la garantía del Estado.
Esa no es la condición, por ahora, para las Criptomonedas, que no tienen el aval de ningún Estado. Aunque se prevé que hacia el futuro cercano oficien un rol importante en el mundo comercial, productivo, financiero, económico y político, lo único que transitoriamente pueden ofrecer es una alternativa especulativa. Por su parte, y considerando que es previsible que sus valores vayan ascendiendo paulatinamente con el paso del tiempo, muchos optan por resguardar sus ahorros en criptomonedas, tal que a medida que pasa el tiempo, su valor tiende a incrementarse, pero ninguna tiene la garantía de algún Estado Nación.
El viernes 14 de febrero de 2025 se creó $LIBRA, cuyo valor al inicio era, naturalmente, cercano a cero. Un mensaje público del Presidente de la Nación Argentina, apenas tres minutos luego de dicha creación, convocó a comprar esta criptomoneda, sugiriendo que se trataba de una herramienta dirigida a la financiación de la actividad y el progreso de nuestro país.
Sólo a raíz de que el Presidente de la Nación Argentina dio el aval para esta criptomoneda, una especie de garantía que ninguna otra posee, personas de todo el mundo quisieron comprar, haciendo que su precio unitario trepe desde casi cero a más de 5 dólares muy rápidamente, lo cual propició un incremento sideral del capital invertido para los poseedores de la misma, ya que si todos quieren comprar al mismo tiempo, el precio sube.
Al rato, se produce la repentina venta de las posesiones clave, y por consiguiente su valor se desplomó abruptamente, dado que si todos quieren vender al mismo tiempo, su precio baja. Para que se entienda con un ejemplo, quienes compraron 1.000 unidades a casi cero y las vendieron a 5, ganaron casi 5.000 dólares, mientras que los que compraron 1.000 unidades a 5 dólares y las vendieron a casi cero, perdieron inmediatamente casi 5.000 dólares.
La magnitud de las pérdidas orilla los 300 millones de dólares, por cuanto unos pocos se repartieron ese caudal de ganancia efectuada en un ratito, y cerca de 75.000 personas perdieron o, más precisamente, fueron robadas. Para ese momento, Milei ya había borrado su publicación, como pretendiendo desligarse de la responsabilidad, pero operando con una llamativa torpeza, dado que las publicaciones son capturadas y guardadas por muchas personas, especialmente las interesadas, y más aun tratándose del máximo mandatario de un país.
La descripción misma del hecho no requiere ningún sofisticado análisis interpretativo para ser entendido. Se trató nada menos que de una estafa, que sólo fue posible por el posteo del presidente de Argentina, sin el cual no hubiesen existido tantos compradores en el mundo, ni tanto dinero colocado en la operación.
En una publicación posterior, Milei se excusaba por no haber estado muy interiorizado del asunto, agregando que quien juega en operaciones especulativas corre el riesgo de perder y debe hacerse responsable. Dijo que es como quien va al casino y pierde, o quien juega a la ruleta rusa y le toca la bala. Pero es falso, ya que tanto en el casino como en la ruleta rusa, la suerte es la que determina los resultados; en cambio, los resultados de esta estafa fueron dirigidos por quienes la armaron.
Es completamente falso lo que dijo Milei. Y muy grave, además, ya que sus reuniones con los operadores de la estafa tienen registro público y fotos que circulan por todas las redes globalmente, por cuanto también es falso que no estuviese interiorizado. Para peor, están confesando que Milei estaba al teléfono en vivo y en directo cuando comienza la operación.
Pocos días más tarde, se vio una entrevista en el canal TN de televisión, en la cual el entrevistador Jonatan Goldfarb, conocido como Jonny Viale, leía preguntas armadas que ayudarían al presidente a dar explicaciones al respecto. Tal entrevista fue pregrabada, con todas las interrupciones y correcciones que podrían permitir a Milei resguardarse legalmente de semejante estafa. Detrás de cámara estaban Karina Milei, Santiago Caputo y Manuel Adorni. Aún con los cuidados, esa entrevista expuso aún más la culpabilidad del presidente.
Pero claro, no es sólo la culpa por la criptoestafa, sino la culpa por la estafa de gobierno, que es aún peor. Argentina es un país agropecuario, pero también es un país científico, tecnológico, industrial, turístico y energético, por cuanto es exportador en diversos rubros. El gobierno de Milei ha transformado, mediante una inédita inflación en dólares, que Argentina se vuelva el país más caro del mundo, pero con sueldos que son la cuarta parte que en los países europeos, Japón, EE.UU., Canadá, Nueva Zelanda o Australia. La consecuencia de esto es un profundo cambio de signo de su balanza comercial y de servicios, que pasa de ser superavitaria en cerca de 20.000 millones de dólares a ser deficitaria en casi 10.000 millones.
La estafa de transformar un país productivo en un país financiero ha adoptado la forma de lo que se conoce como “Bicicleta Financiera”, o en inglés “Carry Trade”, que dicho técnicamente sería “El Modelo de Valorización Financiera”. Esto es, que los más ricos del mundo ingresan sus dólares y los cambian por pesos para colocarlos en operaciones de capitalización.
Para que la operación de capitalización sea efectiva en dólares, la tasa de capitalización tiene que ser mayor que la tasa de devaluación. Es decir, si el dólar sube 2% por mes, la tasa de interés tiene que ser mayor, por ejemplo, 4%. De esta forma, los montos están subiendo 2% en dólares a cada mes. Si la tasa de devaluación, en inglés “Crawling Peg”, es del 1%, la tasa de interés puede ser del 2%.
A modo de ejemplo, se colocan 100 dólares, a 1.000 pesos por dólar, y se transforman en 100.000 pesos. Al 2%, eso asciende a 102.000 pesos el primer mes, mientras el dólar subió 1%, subiendo su precio a 1.010. Ahora volvemos a comprar dólares con esos 102.000 pesos y obtenemos 101 dólares. Pero es más terrible aún, porque las operaciones son con capitalización compuesta.
El segundo mes, los 102.000 pesos ascienden un 2% y se vuelven 104.040; el tercer mes, 106.121; el cuarto mes, 108.243; el quinto mes, 110.408; y al sexto mes, 112.616. Por su parte, el precio del dólar fue subiendo al 1%. El primer mes subió de 1.000 a 1.010, el segundo a 1.020, el tercero a 1.030, el cuarto a 1.041, el quinto a 1.051 y el sexto a 1.062. Al recomprarse dólares en el sexto mes, con 112.616 pesos se obtienen 106 dólares. Si lo medimos en millones, por cada 100 millones, se ganaron 6 millones sin hacer nada, sin producir nada, sin generar trabajo, sólo generando riqueza para los más ricos. ¿Pero quién paga esas ganancias?
Solo es posible con endeudamiento, pero hay algo peor.
Si la tasa de interés es parecida a la tasa de inflación interna, con números del 2024, los precios subieron cada mes un 4%, mientras el precio del dólar subió mensualmente un 2%. En el año, la inflación da 60%, mientras el precio del dólar sube un 27%, generando inflación en dólares. Véase que un producto que valía 10.000 pesos, en dólares valía 10 con un tipo de cambio oficial de 1.000. Luego de un año, con una inflación anualizada del 60%, subió a 16.000 pesos, y como el precio del dólar subió de 1.000 a 1.270, su precio en dólares subió a 12,60.
Este es el funcionamiento del modelo, pero como el precio del dólar fue intervenido, la diferencia fue aún mayor, por cuanto la inflación en dólares fue aún más pesada. A eso hay que sumarle los incrementos de los servicios, los transportes y los productos y servicios desregulados, como el garaje, los copagos de las obras sociales, las prepagas, la escuela, los alquileres y ciertos bienes de demanda inelástica.
Resultados: destrucción del poder adquisitivo del conjunto del pueblo, que casi no tuvo incrementos salariales, y pérdida de competitividad de la producción argentina, aumentando con ello la predilección por los productos importados que entran más baratos. El 2025 será catastrófico si el modelo persiste, pero hay que atender a lo que pasó en 2024 para comprender la megaestafa del gobierno de Milei.
Por un lado, gracias a la nacionalización de YPF, que entre tantas virtudes descubrió yacimientos estratégicos como Vaca Muerta en Neuquén y Palermo Aike en Santa Cruz, y la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner, quedó garantizado el superávit energético. Por otro lado, teníamos generado por el gobierno anterior, que culminó el 10 de diciembre de 2023, un superávit comercial por bienes y un superávit de servicios por turismo.
Esto generó un ingreso neto de dólares cercano a los 20.000 millones de dólares, aunque, como se dijo, la balanza pasó de superavitaria a deficitaria en mercancías y turismo hacia finales de 2024. A eso hay que sumarle los 23.000 millones de dólares que entraron por el blanqueo a la bicicleta financiera. Redondeemos y preguntemos: ¿Dónde están esos 45.000 millones de dólares?
Un video del influencer Michelo explica que con 40.000 millones de dólares pueden construirse 1.200.000 casas de tres habitaciones de 70 metros cuadrados, pueden construirse 16.000 hospitales de 2,5 millones de dólares cada uno, como los que se inauguraron en 2020, pueden desplegarse 200.000 km de vías férreas para unir a todo el país, y más tomando en cuenta que hoy la red ferroviaria en Argentina tiene 37.000 km de extensión, pueden construirse 10 grandes centrales hidroeléctricas de 4.000 millones de dólares cada una… Pero la plata no está, porque fue utilizada para mantener el dólar quietito y para darle ganancias a la bicicleta financiera y a los más ricos del mundo.
El autor del presente informe lleva muchos años en esta postura y por eso pregunta a coro con Michelo: ¿Por qué nadie habla de esto? ¿Por qué la plata robada se la distribuyen a periodistas, jueces, legisladores…? Nosotros pueblo tenemos que investigar la deuda y no reconocerla, ni la del gobierno de Milei ni el endeudamiento del gobierno de Macri, porque fueron ilegales, inconstitucionales, nulos, de nulidad absoluta.
*Economista (UBA), Psicólogo (UBA), Doctorando en Ciencias Económicas (UNLAM), Profesor en Universidades Nacionales (UBA y UNLAM) y en Universidad de Morón (UM). Investigador Sigeva – Conicet. Autor de ocho libros, siendo los cuatro últimos “Del país dividido a la revolución cultural” (2017), “Argentina entre las disputas de poder 2012-2019” (2019), “Las Aventuras de Aztequita por Argentina” (2023) y “De la Pandemia a la Reconstrucción: Argentina 2020-2024, Liberación Vs Liberalismo”. Columnista Económico en Televisión y Radio.
24/2/2025
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