Por Redacción
Un reciente informe de UNICEF, publicado este jueves, reveló que la contaminación del aire en Asia Oriental y el Pacífico provoca más de 100 muertes diarias de niños menores de cinco años. La situación es alarmante, con la capital tailandesa, Bangkok, enfrentando niveles insalubres de contaminación que obligan al cierre de escuelas y desencadenan graves preocupaciones sanitarias.
“Cada respiración es importante, pero para demasiados niños, cada respiración puede ser perjudicial”, advirtió June Kunugi, directora regional de UNICEF. La problemática afecta a más de 500 millones de niños en la región, quienes viven en países con niveles de contaminación por encima de los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La principal causa de estas muertes es la exposición al aire contaminado dentro de los hogares, donde el uso de combustibles sólidos para cocinar y calentar genera más de la mitad de las muertes infantiles relacionadas con la contaminación del aire. A esto se suma que 325 millones de menores viven en países con niveles de partículas PM2,5 que exceden en más de cinco veces las recomendaciones de la agencia sanitaria de la ONU.
La contaminación atmosférica afecta el desarrollo infantil desde antes del nacimiento. Los riesgos aumentan las probabilidades de parto prematuro y bajo peso al nacer, y continúan impactando el crecimiento físico y mental en los primeros años de vida. “El aire que respiran, en un momento en que sus cuerpos y mentes aún se están desarrollando, contiene con demasiada frecuencia niveles insalubres de contaminación que pueden comprender su crecimiento, dañar sus pulmones y perjudicar su desarrollo cognitivo”, explicó Kunugi.
Los niños son más vulnerables porque respiran con mayor rapidez y están más expuestos a los contaminantes cercanos al suelo, como los gases de escape de los vehículos. Esto los hace propensos a sufrir enfermedades respiratorias como el asma y daños pulmonares. Además, los menores de sectores de bajos ingresos, que viven cerca de fábricas o autopistas, experimentan niveles más elevados de exposición. Esta situación aumenta su vulnerabilidad a enfermedades respiratorias y retrasos en el desarrollo.
A largo plazo, los efectos de la contaminación atmosférica son devastadores. “La contaminación atmosférica puede alimentar enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, poniendo en peligro el futuro de los niños”, advirtió la directora de UNICEF.
Las consecuencias van más allá de la salud: los sistemas sanitarios de los países de la región están sobrecargados, lo que aumenta los costos y perturba la productividad. El Banco Mundial estimó que, en 2019, la contaminación atmosférica destruyó muertes prematuras y enfermedades que costaron a Asia Oriental y el Pacífico el 9,3% de su producto interior bruto (PIB), más de 2,5 billones de dólares.
Asimismo, el impacto de la contaminación en la educación es devastador. El absentismo escolar por enfermedades, las dificultades en el desarrollo cerebral y el cierre de escuelas limitan las oportunidades para los menores. A su vez, los padres que cuidan de los niños enfermos pierden ingresos, lo que genera un ciclo de pobreza y marginación.
En respuesta, UNICEF impulsó varias iniciativas en colaboración con gobiernos, empresas y sistemas sanitarios. Entre las acciones que proponen se encuentran la promoción de políticas climáticas y medioambientales para reducir la exposición de los menores a la contaminación atmosférica.
La organización también abogó por la implementación de programas que promuevan soluciones domésticas como la ventilación adecuada de chimeneas y sistemas de calefacción más limpios. Del mismo modo, resaltó la importancia de mejorar el control de la calidad del aire, mediante la instalación de sensores de monitoreo en diversas ciudades, reforzar los sistemas sanitarios para abordar enfermedades relacionadas con la contaminación e invertir en sistemas de gestión de residuos médicos más limpios.
Finalmente, UNICEF subrayó la necesidad de colaborar con las comunidades locales y capacitar a los jóvenes para que se conviertan en defensores del aire limpio. Estos podrían ayudar a concienciar sobre la calidad del aire, monitorear los niveles de contaminación de los jóvenes y presionar para implementar políticas más estrictas en toda la región. Solo un esfuerzo conjunto podrá frenar esta crisis y proteger la salud y el futuro de millones de niños.
7/2/2025
![](https://agnprensa.com/wp-content/uploads/2023/03/agnLogo.png)