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Informe de la OIT: La desaceleración económica mundial obstaculizó la recuperación de los mercados laborales

Por Redacción

La economía mundial experimentó una desaceleración en 2024, lo que dificultó la plena recuperación de los mercados laborales, según el informe sobre Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2025 (WESO Trends), publicado recientemente por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). A pesar de que el empleo mundial se mantuvo estable durante el año pasado, su crecimiento estuvo impulsado principalmente por el aumento de la población activa, lo que mantuvo la tasa de desempleo en el 5%. Sin embargo, el desempleo juvenil apenas mejoró, con una tasa que permaneció en el 12,6%.

El trabajo informal y la pobreza laboral regresaron a niveles previos a la pandemia, y los países de ingresos bajos fueron los más afectados por la dificultad para crear empleos decentes. El informe también señaló que los mercados laborales continúan presionados por factores como las tensiones geopolíticas, el aumento de los costos derivados del cambio climático y los problemas de deuda sin resolver.

A pesar de la disminución de la inflación, los precios siguen siendo elevados, lo que reduce el poder adquisitivo de los salarios, señala el informe. Según el estudio, los salarios reales solo aumentaron en algunas economías avanzadas, mientras que la mayoría de los países aún luchan por recuperarse de los efectos de la pandemia y la inflación.

El informe también destacó una caída en las tasas de participación en la fuerza laboral en los países de renta baja, mientras que en las naciones de renta alta aumentaron, especialmente entre los trabajadores de mayor edad y las mujeres. Sin embargo, las disparidades de género siguen siendo significativas, con una menor participación femenina en la población activa, lo que limita los avances en el nivel de vida. En cuanto a los hombres jóvenes, su participación en la fuerza laboral disminuyó drásticamente, con muchos de ellos sin trabajar, estudiar ni formarse.

La tasa de “NiNis” (jóvenes que ni estudian ni trabajan) aumentó en los países de renta baja en 2024, alcanzó a 15,8 millones de hombres jóvenes (20,4%) y 28,2 millones de mujeres jóvenes (37,0%). Esto representó un aumento de 500.000 y 700.000 casos, respectivamente, en comparación con el año anterior. A nivel global, 85,8 millones de hombres jóvenes (13,1%) y 173,3 millones de mujeres jóvenes (28,2%) se encontraban en esta situación, lo que reflejó un aumento de 1 millón y 1,8 millones con respecto a 2023.

El déficit mundial de empleo, que representa a las personas que desean trabajar pero no encuentran empleo, alcanzó los 402 millones en 2024. De ese total, 186 millones eran desempleados, 137 millones eran trabajadores desanimados y 79 millones más enfrentaban obstáculos, como el cuidado de otras personas, que les impedían acceder al mercado laboral. Aunque la brecha en el empleo se redujo gradualmente desde la pandemia, se espera que se estabilice en los próximos dos años.

El informe también destacó el potencial de crecimiento en sectores como las energías verdes y las tecnologías digitales. El empleo en energías renovables creció a 16,2 millones de puestos de trabajo a nivel mundial, impulsado principalmente por las inversiones en energía solar e hidrógeno. Sin embargo, estos trabajos están desigualmente distribuidos, con casi la mitad ubicados en Asia Oriental.

Las tecnologías digitales también ofrecen oportunidades, pero muchos países aún carecen de la infraestructura y las competencias necesarias para aprovechar estos avances. El Director General de la OIT, Gilbert F. Houngbo, subrayó la necesidad urgente de abordar estos desafíos: “El trabajo decente y el empleo productivo son esenciales para alcanzar la justicia social y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para evitar exacerbar la ya tensa cohesión social, los crecientes impactos climáticos y el aumento de la deuda, debemos actuar ahora para abordar los desafíos del mercado laboral y crear un futuro más justo y sostenible”. 

El informe también presentó varias recomendaciones para enfrentar los retos actuales, entre las que se destacan:

  1. Aumentar la productividad: Invertir en formación, educación e infraestructuras para fomentar el crecimiento económico y la creación de empleo.
  2. Ampliar la protección social: Mejorar el acceso a la seguridad social y a condiciones laborales seguras para reducir la desigualdad.
  3. Utilizar eficazmente los fondos privados: Los países de renta baja pueden aprovechar las remesas y los fondos de la diáspora para impulsar el desarrollo local.

 

 

 

16/1/2025

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