Internacionales

Bangladesh: Temporada de monzones

*Por Guadi Calvo

Con la ex Primer Ministra Sheikh Hasina, en India y que posiblemente se exilie en Bielorrusia, y el economista y Premio Nobel de la Paz 2006, Muhammad Yunus, creador de las microfinanciaciones, un hombre del establishment internacional y bien visto por los Estados Unidos, interinamente a cargo del ejecutivo, es claro en el lugar que estará Bangladesh, en este nuevo capítulo de la Guerra Fría. El hostigamiento a China, por parte de Washington, hasta convertir a Taiwán en una nueva Ucrania.

El nuevo gobierno provisional, que indudablemente será tutelado por el ejército, en apariencia el gran ganador de estos largos meses de revueltas y crímenes, si quiere conducir al país a la pacificación, tendrá que las turbas, que protagonizaron la violencia a lo largo de prácticamente todo el mes de julio, hasta el cuatro de agosto cuando se conoció la “renuncia” de Hasina, continúen con hechos como el asalto y saqueo de la sede de gobierno, el Palacio Ganabhaban, donde las turbas también se concentraron en derribar y destruir monumentos a la memoria del sheikh Mujibur Rahman, además de padre de la ex Primer Ministra Hasina, conocido popularmente Bangabandhu (el amigo de los bengalíes), considerado el fundador del Bangladesh moderno, que estableció el secularismo, el alineamiento no occidental y con una estrecha alianza con India, país que colaboró en la guerra de 1971 con el movimiento independentista contra Pakistán y siguió operando desde entonces como dique de contención a los intereses de Islamabad.

Estas políticas, finalmente, le irían a costar la vida a Bangabandhu tras el golpe de 1975. Incluso el edificio donde funcionaba el museo que preservaba su memoria, que además fue su casa en Dhaka y el lugar donde se declaró la independencia de la nación, fue objetivo de los manifestantes, que parecieran querer no dejar rastro de aquel proceso liberador que encaró Bangabandhu.

Para continuar, ataques a destacamentos policiales, locales del partido de Hasina, la Liga Awami; vandalizando domicilios privados de exfuncionarios del gobierno derrocado, entre los que figura el del exministro del Interior, Asaduzzaman Khan, y persiguiendo y hostigando a militantes y simpatizantes de la Liga. Khan ha sido acusado de organizar la represión del último mes, utilizando el Batallón de Acción Rápida, la División de Detectives y la Dirección General de Inteligencia del ejército, organizaciones que, según los opositores a Hasina, habrían tenido impunidad total a lo largo de sus quince años de gobierno.

Entre 300 y 450 muertos, entre ellos catorce policías y al menos diez miembros del partido gobernante, y cerca de mil heridos, habría sido el saldo final del mes de disturbios. A esto habrá que sumarles una treintena de pasajeros y trabajadores del hotel Zabeer, en la ciudad de Jessore, al suroeste del país, propiedad de un diputado y dirigente local de la Liga Awami.

Después de la ida de Hasina, también se produjeron múltiples hechos de venganzas contra miembros de la Liga, que incluso tuvieron como objetivo miembros de la minoría religiosa hindú, ya que India ha sido un gran aliado del gobierno de Hasina. El jefe del ejército, el general Waker-Uz-Zaman, que asumió el control del país tras la ida de Hasina, en su discurso a la nación, donde ponía a los 170 millones de bangladeshíes al corriente de lo sucedido, dando señales de gobernabilidad y con intento de pacificar el país, anunció, además de que se levantaban todas las restricciones que se establecieron con el estado de sitio, que cada asesinato sería investigado y castigado. Además, ordenó la liberación de los más de diez mil detenidos desde el primero de julio hasta el cinco de agosto, entre los que se encontraba el principal dirigente de la oposición, Khaleda Zia, líder del Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP).

Según algunos analistas, en el acuerdo entre el ejército y el BNP, partido que ya gobernó en varias oportunidades tras el golpe de 1975, que terminó con la vida de Bangabandhu, el fundador del BNP, el general Ziaur Rahman, que gobernó desde 1977 a 1981, quien implementó políticas islamistas además de tener un importante acercamiento a los Estados Unidos, y más tarde, entre 1999 y 2006, con el apoyo de Washington, alguno de sus candidatos resultaría elegido como nuevo Primer Ministro.

El BNP también contará con el partido Jamaat-e-Islami o JEI (Congreso Islámico de Bangladesh), formado por nostálgicos de cuando Bangladesh era parte de Pakistán, aliados históricos del BNP. Se teme que estructuras formadas entre el BNP y el JEI pudieran iniciar una cacería de militantes de la Liga.

El estrecho sendero de Yunus

Yunus, de 83 años, quien estaba en París como asesor de los organizadores de los Juegos Olímpicos, volvió con urgencia a Bangladesh. Se había convertido en un importante crítico del gobierno de Hasina, inmediatamente después de que esa administración abriera una serie de investigaciones sobre él. Anteriormente, antes de que llegara al cargo de Primera Ministra, Hasina denunció públicamente a Yunus y a su Banco Grameen por usar métodos poco amables para recuperar los famosos micropréstamos a mujeres rurales.

En 2011, Yunus fue obligado a abandonar el puesto de director ejecutivo de ese banco presuntamente por violar normas gubernamentales sobre aportes jubilatorios, y en 2013, acusado de no blanquear los fondos recibidos por su Premio Nobel y las ganancias por sus libros. Más tarde, también fue investigado por el manejo de otras empresas en las que tenía parte, como la Grameen Telecom, la compañía de telefonía móvil más grande del país. Según sus partidarios, todas las causas fueron armadas por intereses políticos. Aunque bueno, ya sabemos qué dijo Bertolt Brecht respecto a este gremio.

Tras enterarse de la destitución de Hasina, Yunus declaró que: “Hoy deberíamos celebrar. Nos hemos librado de un gobierno muy autoritario” y calificó el golpe orquestado por la CIA como una “revolución” y reiteró: “Lo estamos disfrutando, estamos disfrutando de nuestra libertad y se abre una nueva era para Bangladesh”. (Bangladesh, jaque mate a la reina.)

El famoso banquero cuenta constitucionalmente con noventa días para la realización de elecciones y, para alcanzar esa meta, antes deberá sortear los focos de violencia que encendieron los días de julio y amenazan con prolongarse por un buen tiempo más. Además, habrá que saber si tendrá la muñeca y la templanza política para dirigir el país en estas condiciones.

Deberá resistir a las presiones del ejército, el establishment y la embajada norteamericana, que laboriosamente ha cincelado esta oportunidad para avanzar sobre el golfo de Bengala, en miras de seguir sus políticas de hostigamiento a China. Aunque quizás encuentre algún atisbo de solución a la endeble situación económica del país: desocupación, inflación y deuda, ya que sin duda, con lo valiosa que resulta la estratégica posición geográfica, el Pentágono hará que el Fondo Monetario encuentre rápidamente líneas de crédito para socorrer a Yunus y endeudar al país.

Mientras, sabe que tanto desde China, con quien Hasina tenía importantes acuerdos comerciales, e India, un aliado estratégico, lo estarán observando con mucha atención para que ni los Estados Unidos ni los pro-pakistaníes tomen demasiada injerencia en su gobierno y en lo que pueda sucederle.

Como cada año, los monzones han llegado a Bangladesh, puntales en el mes de julio y se prolongarán a lo largo de los siguientes tres meses. Este año no ha sido diferente; los monzones han vuelto a golpear rigurosamente al pueblo bangladesí, pero este año mucho más con violencia política.

 

 

 

*Escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

 

 

 

 

9/8/2024

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