Opinión

Demichelis y Rubén Insúa: De ángeles a demonios

*Por José Luis Ponsico

El fútbol argentino está en la cima. El seleccionado guiado por Lionel Scaloni ganó el Mundial de Qatar 2022 y ahora repitió el título, “Copa América”. Aquí, todo “resultadismo”. Scaloni no ganó de entrada. Tuvo apoyo de los futbolistas, de la AFA, empezando por el jefe, Claudio “Chiqui” Tapia, no tanto en 2021 de parte del periodismo y redes sociales.

La clave de tantos éxitos: el tiempo. Scaloni, su grupo, con Pablo Aimar, Wálter Samuel y Roberto Ayala, firmes en la senda. Adentro, fuerte respaldo de los dirigidos, empezando por Messi. En River y San Lorenzo, “dos hijos de la casa”, el año pasado tuvieron momentos felices. Tanto Martín Demichelis como Rubén Insúa alcanzaron un gran año.

Demichelis superó la vara alta dejada por Marcelo Gallardo, en tanto Insúa levantó la moral cuando San Lorenzo, lleno de deudas y escándalos, asistía a la caída de Tinelli y Lammens. River ganó el torneo. En el global, le sacó doce puntos al segundo, Talleres de Córdoba, y 23 puntos a Boca. Nunca antes hubo tanta diferencia. Ni siquiera en 1949, cuando Boca casi terminó último.

River, con el DT flamante, rozaba el 70 por ciento de los puntos. San Lorenzo, con el “Gallego” Insúa, tuvo la mejor defensa y diez fechas en el Nueva Gasómetro sin goles en contra. En otro tiempo, hoy, en los últimos dos años, cayeron 18 entrenadores. Solo siguen firmes Miguel Russo en Central y Daniel Oldrá en Godoy Cruz, que llevaba 7 fechas sin ganar.

River, con problemas defensivos, cayó en una sucesión contra Temperley, “Copa Argentina”, definición por penales; luego en La Paternal con Argentinos Jrs. y Deportivo Riestra en Bajo Flores. En la reanudación, un empate agónico con Lanús en el Monumental y derrota en Mendoza con el Tomba. Resultó demasiado para los seguidores de las redes sociales y los anti-“Micho” en Núñez.

Los errores defensivos en Mendoza, los tres goles por fallas de Armani y los centrales, condenaron al técnico. River iba ganando a los 10 minutos y, antes de los 20, tuvo dos “mano a mano”. Fatal. Insúa no pudo lograr refuerzos de jerarquía. Perdió terreno con las salidas de Augusto Batalla, el defensor “Rafa” Pérez, antes Federico Gattoni, y más tarde los lesionados en el medio y en defensa.

El equipo bajó de nivel. Ya no defendía como antes. El cambio de comisión directiva agravó todo. Se decía que el DT no era del gusto del nuevo presidente, el abogado Marcelo Moretti. Insúa, ahora en juicio, va por una demanda millonaria. El parche lo asumió Leandro “Pipi” Romagnoli, que dirigía la Reserva. El equipo tampoco cambió su juego. Exhibe altibajos.

En River falla la defensa. Curiosamente, Demichelis y Javier Pinola, excelentes defensores, ganaron en River, en distintas épocas, con equipos sólidos. Esta vez, sus dirigidos dieron ventajas. Insúa, en los 80, era un jugador fino y estratega. La promesa con Jorge Rinaldi en San Lorenzo retornó a Primera. Luego, campeón con Independiente de Jorge “el Indio” Solari en el torneo de AFA 1989.

Ahora, en River se ilusionan con la vuelta del “Muñeco” Gallardo. Tras el fracaso en Arabia Saudita, tenía la idea de ser directivo de River, estando Demichelis con el 70% de los puntos. El fútbol argentino es pasional.

Nadie espera. Carlos Bilardo, hace 30 años, comentó al autor de estas líneas: “Si un equipo pierde tres partidos, rajan al técnico. Si el club tiene deudas, cae la dirigencia. Es más: si los jugadores tienen bajos rendimientos o lesiones, aunque hayan tenido un buen año anterior, deben buscarse club. El tema es el periodismo: fracasan en sus vaticinios y siguen firmes”.

El “Narigón” Bilardo desconocía el efecto ocioso de las redes sociales a la hora de atacar a los técnicos desde el anonimato. En River, el problema curiosamente lo ocasionaron los técnicos rivales. El que ataca arriesga. La enmienda del célebre Elba de Paula, apodado “Tim”, DT de San Lorenzo campeón invicto del Metro ’68, “Los Matadores”. El brasileño aludía a la “manta corta”.

River, como otros “grandes”, obligado a ir al ataque por peso de la historia y jerarquía de sus futbolistas, cae en la trampa de los caminos cerrados por dos líneas de cuatro. Lanzador y algún punta. El espacio que queda cuando las líneas están en campo rival significa el aliado para los equipos débiles. Gana por eficacia. Le pasó a Racing en Junín, contra Sarmiento.

Antes, a Boca en Vicente López, con Platense. Al mismo equipo de Diego Martínez en Santa Fe, contra Unión. Igual a Independiente con Carlos Tévez y ahora Jorge Vaccari.

“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, de Joan Manuel Serrat en Barcelona, 1971, expresión tomada del poeta Miguel Hernández, antes de ser fusilado por Franco en 1941. Por suerte, la AFA hace tres años respaldó a Scaloni. No siempre ocurre. Hasta la llegada de César Menotti, en primavera del ’74, habían pasado desde 1968 Humberto Maschio, Adolfo Pedernera, Juan José Pizzuti y Enrique Omar Sívori. Todas glorias del fútbol.

 

 

 

*Columnista La Señal Medios, Mundo Amateur, Agencia Nacional y Popular y AGN Prensa.

 

 

 

 

29/7/2024

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