Por Lucas Schaerer
“El libro de Mariana Mazzucato, ‘El valor de las cosas’, fue un gatillo para mi reflexión. Me impactó la manera como los éxitos empresariales, ensalzados por nuestro pensar económico como los logros del esfuerzo o el genio individual, son en realidad fruto de la inversión pública masiva en la investigación y la educación. Sin embargo, los accionistas obtienen enormes ganancias y el Estado se considera una carga para el mercado”.
El párrafo anterior entrecomillados fue escrito en el libro “Soñemos Juntos”, página 67, por el Papa Francisco en conversación con el periodista británico, Austen Ivereigh. La italo-estadounidense Mazzucato es la economista que más escucha y lee el Papa Francisco. Al punto es su importancia para el líder terrenal de la iglesia católica que citó a la economista justo el lunes 11 de febrero, media hora antes, del primer cónclave con Javier Milei, el economista anarcocapitalista que preside la república argentina.
Las declaraciones mediáticas de esta famosa economista en el hemisferio norte de occidente, a raíz de su obra escrita y sus estudios, demuestran que Mazzucato es la contracara a la concepción “motosierra” de Milei.
La economista preferida del Santo Padre pondera desde hace años el rol pionero del Estado para la innovación de nuevas tecnologías que luego terminan en manos del sector privado que retiene avaramente las ganancias. Mazzucato, además funcionaria vaticana designada por Francisco en la Pontificia Academia de la Vida, cuenta que biotecnología, farmacéuticas y tecnología limpia, fueron primero desarrolladas por el Estado, lo que se considera inversiones de alto riesgo, antes de que el sector privado se involucre.
La economista italo-estadounidense es más implacable con su estudio “teoría de fracaso del mercado” y su concepto del rol del Estado en la economía que “crea y da forma a nuevos mercados” más que simplemente arreglarlos o ser una traba a la economía privada como consideran los anarcocapitalistas.
Jorge Bergoglio escuchó y consultó a la economista Mazzucato minutos antes de verlo a Milei. Esa conversión quedó en privado, pero a ella, y a otra economista, Kate Raworth de la Universidad de Oxford, el Pontífice las resalta porque se animan a navegar en aguas más profunda de la economía. “Interpelan la obsesión irreflexiva por el crecimiento del producto bruto interno (PBI) como único objetivo de los economistas y la política”, resalta el Papa y profundiza en “Soñemos Juntos” diciendo que “de ellas y de las experiencias nacidas en las periferias” señala que “es razonable ver este ‘repensar’ de mujeres economistas como un signo de los tiempos, y prestar atención a lo que nos está señalando”.
Este es un llamado de atención para el presidente argentino si quiere seguir en sintonía con el Papa sobre todo en la perspectiva de una visita papal tras once años de ausencia de su patria. Empezaron bien el vínculo personal. Entre ambos se dispensaron fraternidad. Cuando nunca antes se habían visto. Esto es el inicio y es fundamental. Ahora el desarrollo de esa relación trascendental, que es personal y hace a la política, para millones de personas es otro cantar.
Milei se llevó de Francisco fotos y videítos. Pero no puede quedar en lo superficial. Tiene que ir a la profundidad de sus encíclicas, los documentos papales que son actualización de la doctrina social de la iglesia que lleva más de 130 años de vida y la sabiduría de siete pontífices.
La carta “Fratelli Tutti”, hermanos todos, que prometió leer el presidente es una inspiración del santo más querido por fuera del catolicismo, San Francisco de Asís. Su amor por los pobres y la naturaleza lo ha llevado a trascender la fe cristiana y conectar con la espiritualidad que se expresa en otras religiones. “Fratelli Tutti” es el último documento del magisterio de Francisco que se escribió al dispararse la pandemia mundial del coronavirus.
Si el flamante presidente de los argentinos se animó a ver, en su intimidad, su privacidad, aunque sea el índice de la encíclica va encontrar títulos como “trascender un mundo de socios”, o “libertad, igualdad y fraternidad”. O, quizás más adelante del índice, Milei se tope con un título que no puede dejar pasar por alto: “Valores y límites de las visiones liberales”. Parece escrito para él: “La categoría de pueblo, que incorpora una valoración positiva de los lazos comunitarios y culturales, suele ser rechazada por las visiones liberales individualistas, donde la sociedad es considerada una mera suma de intereses que coexisten. Hablan de respeto a las libertades, pero sin la raíz de una narrativa común”.
Mazzucato tras ver al Papa
Mazzucato, de 56 años, madre de tres hijos, con un marido productor de cine italiano, fue convocada al otro día de su reunión con el Papa a un programa de televisión italiano llamado “ocho y media” del canal “La7”. En la mesa redonda conducido por la experta Lilli Gruber, acompañada por los editorialistas de los diarios italianos más leídos como La Repubblica y Corriere della Sera, más el editorialista de un periódico de la derecha partidaria local “el siglo de Italia”, no pasó por alto la llegada del presidente Milei a ver al Papa. “Sin la motosierra” dijo la conductora en chiste, para luego preguntarle a Mazzucato por las “expresiones pirotécnicas que el Estado es una organización criminal que con los impuestos le roba a los ciudadanos.
¿Hay alguna cosa en común entre Milei y Meloni?”. Responde la economista preferida del Papa: “Me parece que en una declaración reciente Meloni dijo que el Estado ‘cobra protección’ (un término mafioso) entonces su programa de privatizar las empresas públicas sin una estrategia diciendo que lo público es malo y lo privado es bueno en el mundo, por fortuna, muchísimos países no piensan así, como Brasil tampoco Estados Unidos, el tema es cómo trabajar bien el Estado y el sector privado”.
Agregó que “hoy el problema del agua, la biodiversidad, el clima es la visión de un Estado que guía una inversión fuerte, que sobre todo cataliza a todo el sector privado, toda la industria, y falta acá una estrategia seria, industrial, con todos los instrumentos que el Estado tiene de dar crédito, subsidio, con condiciones al privado y que invierta, el tema no es Estado grande, o chico, o empresa grande o chica, no debe haber una relación parasitaria”, sostuvo entonces la economista para luego comparar el bajo salario italiano comparado con el alemán.
Al final del programa se presentó el reciente libro de Mazzucato titulado “Il grande imbroglio”, que traducido podría ser “El gran engaño” o “La gran estafa”, donde la economista pega en el corazón de algo que es furor en la Argentina, la consultoría. “La industria de la consultoría debilita las empresas, infantiliza a los gobiernos y pervierte la economía”, es la bajada del título en su tapa.
La bendición a las medidas de económicas del nuevo gobierno anarcocapitalista nunca nació del Papa. Al contrario. Su historia de vida, hijo de familia migrante nacido en el periférico barrio de Flores, habitué del transporte público, que aún vive en una habitación de 70 metros cuadrados en la residencia comunitaria Santa Marta, lo evidencian.
23/2/2024