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Mar Rojo: El segundo frente

Por Redacción

Cada vez más lejos de apaciguarse, el conflicto en Gaza, abierto tras la incursión armada de Hamas  el pasado siete de octubre, la que torpemente  dio excusas, para la desbordada respuesta sionista.

Ya no es un secreto para nadie, qué a más de tres meses de bombardeos continuos, después de haber demolido, toda su infraestructura, junto a centenares de miles de viviendas y asesinado a un número desconocido de civiles, las cifras oficiales hablan de unos 25 mil, pero sabe Dios, cuanto más hay debajo de los millones de toneladas de destrucción, que no se han removido, la voluntad del genocida Benjamín Netanyahu, ha quedado evidenciada, estamos en presencia de la ejecución, a cielo abierto, de un intento de limpieza étnica, terminar con la cuestión palestina, para finalmente arrebatar todo ese territorio, casualmente frente a riquísimos yacimientos de gas, descubierto en los años noventa, en las costas gazaties y que Israel, hasta ahora, impidió su explotación comercial.

Es en este contexto, donde el exterminio de Palestina, está en pleno desarrolló, desde principio de noviembre, al son de su sarkha o grito de guerra: “Dios es grande, muerte a América, muerte a Israel, maldición sobre los judíos y victoria del islam”, el movimiento yemení Ansarullah (partidario de Dios) popularmente conocido como Houthies, por el nombre de su fundador, Hussein Badreddin al-Houthi, muerto en 2004 y sucedido por su hijo Abdul Malik al-Houthi, está dando una respuesta contundente, en apoyo de sus hermanos gazaties, atacando las embarcaciones que se atrevan a transitar por el mar Rojo, y muy particularmente a todas aquellas que este de algún modo vinculado a Israel.

Usando drones, misiles y misiles balísticos anti buques, esto último una verdadera y asombrosa novedad, operados desde sus territorios, los Houthies, han prácticamente cerrado el paso desde y hacia el canal de Suez, una vía de altísimo tránsito comercial, con un quince por ciento del comercio mundial. (Ver: Huracanes al sur del Mar Rojo.).

Es en este contexto y tras la Resolución 2722 (2024) del Consejo de Seguridad (CdS) de las Naciones Unidas, donde se defiende el derecho a la libre navegación y condena los ataques Houthies. A menos de veinticuatro de dicha resolución de Estados Unidos, junto a un grupo de naciones adictas (Reino Unido, Australia, Bahréin, Canadá y los Países Bajos.) atacaron posiciones de la resistencia yemení, en la noche del jueves once.

Según se conoció, fueron al menos sesenta objetivos, los atacados, en más de una docena de sitios, entre los que se incluyeron, la capital del país, Saná, la ciudad portuaria de Hodeidah, y las ciudades de Saada y Dhamar, utilizando aviones de combate de la Marina norteamericana y de la Royal Air Force, además misiles crucero Tomahawk lanzados desde embarcaciones, no identificadas.

Es importante en este momento tan crítico para la seguridad de Medio Oriente, y cuando todo parece pudiera precipitarse hacia un gran conflicto regional, considerar lo rápido que se ejecutan las resoluciones de Naciones Unidas, como en este caso, cuando se trata de resolver a favor de los intereses norteamericanos o de sus aliados, a diferencia de que cuando el apuntado es Israel, por sus históricos abusos contra el pueblo palestino, se le ha permitido desoír, dieciocho (18) resoluciones de Naciones Unidas, respecto a la ocupación del territorio palestino, por lo que jamás, ha sufrido sanciones.

Según el mando norteamericano, el ataque nocturno del jueves, incluyó: sistemas de radar, de defensa aérea y sitios de almacenamiento y lanzamiento para ataques unidireccionales a sistemas aéreos no tripulados, misiles de crucero y misiles balísticos. Sin que todavía se conozca, el número de bajas yemeníes se han producido.

Mohammed Abdulsala, el portavoz de la resistencia yemení, informó que, tras los ataques de la coalición occidental, respondieron con acciones, contra naves estacionadas en el Mar Rojo y prometió que el movimiento, seguirá atacando a los barcos que se dirigieran a Israel.

Mientras, el presidente norteamericano, Joe Biden, redobla la apuesta, e insiste, en que está dispuesto a autorizar nuevos ataques contra Yemen, si los ataques huthis no cesan. Por su parte, Irán, al igual que el movimiento libanés Hezbollah, que, desde el comienzo de este último conflicto, ha tenido duelos de cohetería, con los sionistas, condenaron los ataques contra Yemen.

Desde diciembre, se encuentra estacionada en el mar Rojo, unidades navales de la coalición de veintidós naciones, la mayoría de ella solo nominalmente, de la “Operación Guardián de la Prosperidad” (OGP), también lideradas por los Estados Unidas, cuya misión ha sido proteger al transporte marítimo.

Si bien, la OGP, hasta ahora, se han limitado a interceptar drones y misiles, sin realizar acciones ofensivas, tras el aval de la Resolución 2722, podría cambiar su accionar.

Un Vietnam en la península arábiga

Con los ataques a posiciones Houthies, Biden, arriesga que sus políticas para Medio Oriente, que apunta a aislar a Irán, termine no solo naufragando, sino hasta la creación de una alianza inédita, para el mundo musulmán.

Además de obligar a Arabia Saudita, que no solo acaba de formalizar el restablecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con Teherán, sino, que pone en juego, las negociaciones de paz, con los Houthies, con un acuerdo de alto el fuego desde 2022, para poner fin a la guerra que el reino wahabita junto a y Emiratos Árabes Unidos, comenzaron en 2015.

Tras siete años de intensos combates, la resistencia yemení, no solo pudo contener a Riad y sus aliados, que, de alguna u otra manera, fueron todos los grandes ejércitos de occidente, además de pilotos judíos y hasta mercenarios latinoamericanos, sino que consiguió, pasar a la ofensiva, poniendo en riesgo la continuidad de la familia Saud, en el trono.

El movimiento Houthies, de origen chií, al igual que el Hezbollah y la República Islámica de Irán, aunque de la escuela zaidismo, ha conseguido embarcar a lo largo de sus años de guerra a sectores sunitas y cristianos, pobres dándole a su movimiento la consistencia que los ha cubierto de un halo de invencibilidad. Negando esta realidad concreta, el Comando Central de Estados Unidos, emitió un comunicado donde informa, que existen las suficientes evidencias, para creer que los ataque sobre el mar Rojo, más allá que fueran acciones hutíes, son parte de una estrategia general de Teherán. Alentando el constante fantasma de una guerra contra la nación de los ayatollahs, la que podría incluir prácticamente a toda la región.

Un conflicto de esa envergadura, obligaría a Washington y sus aliados a poner tropa en pie en territorios geográficamente muy hostiles, donde a cambio de las selvas vietnamitas, existen geografías montañosas al estilo de Afganistán, donde los americanos, no han aprendido a moverse a pesar de los veinte años de invasión.

Los hutíes, inspirado sus tácticas en diferentes insurgencias, como el Vietcong, los movimientos guerrilleros de América Latina, y en de sus hermanos del Hezbollah, por lo que una guerra podría no solo ser muy larga, sino extremadamente sangrienta.

Más allá de las amenazas norteamericanas, y las bajas sufridas por bombardeos, los ataques contra embarcaciones han continuado y parecen no tener fin. Los Houthies, dispuesto, a la creación de un segundo frente, a orillas del mar Rojo, a la guerra sionista contra Palestina, no solo son un ejemplo, que corre el riesgo de propagarse, sino una invitación para un nuevo fracaso bélico norteamericano.

 

 

 

*Escritor, Periodista, Analista Internacional: especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.

 

12/1/2024

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