Por Redacción
En el marco de su visita a la Republica Democrática del Congo, el Papa Francisco recordó que la causa de la pobreza no radica en la falta de bienes o de oportunidades sino en la distribución no equitativa de la riqueza. En la últimas horas, el Sumo Pontífice participó de un encuentro con representantes de obras de caridad.
Del mismo modo su Santidad hizo referencia a la violencia que azota al país africano, en ese sentido dirigiéndose a los presentes, señaló que la misma “retumba como el estruendo ensordecedor de un árbol que es derribado, ustedes son el bosque que crece todos los días en silencio y hace que la calidad del aire mejore, que se pueda respirar”.
Asimismo, Francisco remarcó que “mientras tantos descartan a los pobres, las asociaciones de caridad los abrazan, mientras el mundo los explota, ellos los promueven. Es esta la promoción contra la explotación, es este el bosque que crece mientras que la deforestación del descarte hace estragos violentamente”.
Por otro lado, expresó: “Yo quisiera darle voz a lo que ustedes hacen, favorecer el crecimiento y la esperanza en la República Democrática del Congo y en este continente. He venido aquí animado por el deseo de dar voz a quien no la tiene. Cuánto quisiera que los medios de comunicación social dieran más espacio a este país y a toda África; que se conozcan los pueblos, las culturas, los sufrimientos y las esperanzas de este joven continente del futuro”.
El Papa pidió promover más los talentos que tiene el continente al promocionar los “inmensos talentos e historias de verdadera grandeza humana y cristiana; historias nacidas en un clima auténtico, que conoce bien el respeto por los más pequeños, por los ancianos y por la creación”.
Francisco se mostró emocionado al recordar los testimonios que escuchó a la largo de su estadía ya aseguró que dan ganas de llorar: “historias sobre personas que sufren por indiferencia generalizada que las entregó a una vida errante, que las llevó a vivir en las calles, exponiéndose al riesgo de violencia física y de abusos sexuales, y también a ser acusadas de brujería, cuando sólo necesitan amor y cuidados”.
Por último, el Papa subrayó que “la pobreza y el rechazo ofenden al hombre, desfiguran su dignidad; son como ceniza que apaga el fuego que se lleva por dentro. Sí, cada persona, en cuanto creada a imagen de Dios, resplandece con un fuego luminoso, pero sólo el amor quita la ceniza que lo cubre. Sólo devolviendo la dignidad se restituye la humanidad”.
2/2/2023