*Por Aritz Recalde
El pueblo argentino no interpreta, ni vive el mundial de fútbol con los parámetros, grietas y odios propios de la política y de la ideología partidaria. Con el fin de boicotear la competencia los LIBERALES bregaron por sacar del mundial a la selección de Rusia, sostuvieron que debía cancelarse por los temas de derechos humanos en Qatar e instalaron el planteo de que los deportistas tenían que expedirse públicamente por el jugador iraní juzgado en su país.
En la misma línea, los PROGRESISTAS impugnaron el mundial por el rol de la mujer en Qatar, por ser una competencia de hombres identificados mayoritariamente como heterosexuales y por no haber jugadores negros en nuestra selección. Algunos FANÁTICOS DE LA GRIETA culparon a Macri por la derrota del primer partido y lo acusaron de mover influencias en la FIFA con esa finalidad (realismo mágico…). En el medio hubo operaciones mediáticas, peleas de ministros y dirigentes partidarios distribuyendo culpas.
En cuestiones de Selección, al pueblo no le importó ninguna de esas ideologías y peleas: eso quedó evidenciado en los masivos e históricos festejos. El futbol es tradición y se traspasa generación tras generación a partir de la predica, centralmente familiar, de abuelos/padres/tíos/hermanos.
Es una expresión de RELIGIOSIDAD POPULAR. Los jugadores de la selección tienen tatuado a Cristo, rosarios y a la Virgen, rezan al entrar y al salir de la cancha y le agradecen a Dios (cuestión imposible de entender para un progre). El futbol (junto al boxeo) es de los pocos deportes donde LOS POBRES COMPITEN Y PUEDEN ASCENDER SOCIALMENTE (se hacen millonarios) y en su ESTATUS (son modelos-ídolos a imitar).
EL HUMILDE SE VE REPRESENTADO EN ESE POBRE QUE SALIÓ DE ABAJO Y QUE LLEGÓ A LO ALTO (ESTEREOTIPO MARADONEANO). Al ser parte de la cultura popular argentina, no es casualidad la evocación en los canticos de las tribunas y en los vestuarios del tema Malvinas y el clásico “el que no salta es un inglés” (SENTIMIENTO NACIONALISTA que históricamente los progresistas y liberales quieren erradicar sin ningún éxito).
El próximo mundial será en EUA, México y Canadá: los progres y liberales no van a denunciar la violación de los derechos humanos allí existentes, ya que los anglosajones que instalan esas agendas usan solamente esas banderas contra sus adversarios geopolíticos. La izquierda intentará criticar la política exterior Norteamérica. Nuevamente, el pueblo les dará la espalda y vivirá el mundial con alegría, pasión e ilusión.
*Sociólogo y doctor en comunicación. Docente y secretario de investigación y Posgrado de la Universidad Nacional de Lanús.
30/12/2022