Por Redacción
En el marco de la conversación que el Papa Francisco sostuvo, con representantes de revistas de los jesuitas, publicada este martes por La Civiltà Cattolica, que para comprender lo que ocurre en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania “tenemos que alejarnos del patrón normal de “Caperucita Roja”: Caperucita era buena y el lobo era el malo. Aquí no hay buenos y malos metafísicos, de forma abstracta. Está surgiendo algo global, con elementos muy entrelazados”.
El Santo Padre señaló que “un par de meses antes de que empezara la guerra, conocí a un jefe de Estado, un hombre sabio, que habla muy poco, muy sabio. Y después de hablar de las cosas que quería hablar, me dijo que estaba muy preocupado por la forma en que se movía la OTAN”.
Asimismo agregó: “Le pregunté por qué, y me dijo: ‘Están ladrando a las puertas de Rusia’. Y no entienden que los rusos son imperiales y no permiten que ninguna potencia extranjera se acerque a ellos”. Concluyó: “La situación podría llevar a la guerra”. Esta era su opinión. El 24 de febrero comenzó la guerra. Ese jefe de Estado fue capaz de leer las señales de lo que estaba sucediendo”.
El Sumo Pontífice argumentó que “lo que estamos viendo es la brutalidad y la ferocidad con la que esta guerra está siendo llevada a cabo por las tropas, generalmente mercenarias, utilizadas por los rusos. Y los rusos prefieren enviar chechenos, sirios, mercenarios”.
“Pero el peligro es que sólo veamos esto, que es monstruoso, y no veamos todo el drama que se está desarrollando detrás de esta guerra, que tal vez de alguna manera fue provocada o no evitada. Y registro el interés por probar y vender armas. Es muy triste, pero al final es lo que está en juego”, indicó.
Francisco, aseguró estar “en contra de reducir la complejidad a la distinción entre buenos y malos, sin razonar sobre las raíces y los intereses, que son muy complejos. Mientras vemos la ferocidad, la crueldad de las tropas rusas, no debemos olvidar los problemas para tratar de resolverlos”.
Por otro lado, remarcó: “Lo que está ocurriendo ahora en Ucrania lo vemos así porque está más cerca de nosotros y toca más nuestra sensibilidad. Pero hay otros países muy lejanos -piensen en algunas partes de África, el norte de Nigeria, el norte del Congo- donde la guerra sigue y a nadie le importa. Piensen en Ruanda hace 25 años. Piensen en Myanmar y en los rohingya. El mundo está en guerra”.
“El mundo está en guerra. Hace unos años se me ocurrió decir que estamos viviendo la tercera guerra mundial a trozos. Ahí, para mí hoy, se ha declarado la tercera guerra mundial. Y esto es algo que debería hacernos reflexionar”, enfatizó el Papa.
En esa línea, remarcó “vivo la primera guerra en la memoria de mi abuelo en el río Piave. Y luego la segunda y ahora la tercera. Y esto es malo para la humanidad, una calamidad. Hay que pensar que en un siglo ha habido tres guerras mundiales, ¡con todo el comercio de armas que hay detrás!”.
En otro plano, consultado por la integración del trabajo con los jóvenes en la Iglesia, el Francisco reflexionó: “No hay que quedarse quieto. Al trabajar con los jóvenes, siempre debemos dar una perspectiva móvil, no estática. Debemos pedir al Señor que tenga la gracia y la sabiduría para ayudarnos a dar los pasos correctos. En mi época, el trabajo con los jóvenes consistía en reuniones de estudio. Ahora ya no funciona así. Debemos hacerlos avanzar con ideales concretos, obras, caminos”.
Por último, añadió que “los jóvenes encuentran su razón de ser en el camino, nunca de forma estática. Algunos pueden dudar porque ven a los jóvenes sin fe, dicen que no están en la gracia de Dios. ¡Pero que Dios se ocupe de ellos! Su tarea es ponerlos en camino. Creo que es lo mejor que podemos hacer”.
Fuente: Vaticano News
14/6/2022