*Por Jorge Rachid
Nunca más claro que en esta guerra Pandémica, la relación funcional entre la dominación cultural y política, con el control de las políticas sanitarias de los pueblos, en donde el opresor hace del oprimido, además de sumiso, un sujeto pasible del descarte final.
Algunos con teorías disparatadas conspirativas, adjudican estos acontecimientos a una planificación estratégica de ingeniería social, destinada a tener mayores ingresos y acumulación de riquezas, a partir de eliminar “gastos” destinados a la previsión social y la salud o educación de los pueblos.
Nos olvidamos que el poder siempre al acecho de oportunidades históricas, desbalancea la realidad hacia sus objetivos siempre presentes, de intento de dominio sobre los recursos naturales y áreas de influencia que le garanticen su supremacía hegemónica.
Cualquier desencadenante institucional, climático, social o pandémico es una oportunidad de ampliar, por parte del colonialismo su poder de decisión, incluso promoviendo políticas que en etapas normales de la vida institucional de los pueblos, serían imposibles de tomar, dado que infligen a esas poblaciones procesos de ajuste y control social represivo, superiores a las que marcan las leyes vigentes. Son períodos posteriores a la provocación del Caos necesario, para el aumento del control político colonial.
Lo han realizado en Latinoamérica en forma permanente, desde el Lawfare a los golpes Parlamentarios, desde las persecuciones a los golpes cívico militares y ahora en plena guerra Pandémica enfrentando por un lado las políticas sanitarias de los gobiernos populares, promoviendo la muerte en masa de los pueblos en gobiernos neoliberales, con la lógica de las “víctimas del rebaño” y auto control del virus, pero agudizado el cuadro de situación, por la concentración obscena de vacunas en pocos países con la llave de las patentes, en manos de Fondos Buitres, en detrimento de países de menores recursos, abandonados a su suerte.
Un combo perfecto del que sólo se puede salir con el concurso organizado de los pueblos en lucha, contra toda forma de dominación que lograda por el opresor, ha sido naturalizada, habiendo procedido a la apropiación de la memoria, el borramiento intencional de las identidades nacionales, el avasallamiento de las culturas locales, despectivamente llamadas folklóricas, cuando no primitivas en los últimos 50 años, en especial en nuestra región y en nuestro país.
Todo proceso colonizador a lo largo de la historia enterró conocimientos, intentó o destruyó memorias colectivas, redactó la historia con la visión de los vencedores, ocultó las víctimas en cualquier proceso que podamos analizar, la historia de las víctimas que no figura nunca, el dolor social provocado tampoco, la pérdida de lazos sociales afectivos que se disipan, en donde sólo existe el unicato del discurso, la hegemonía comunicacional, el diseño estratégico en función de intereses extra nacionales, el saqueo sistematizado de los patrimonios culturales y económicos de los pueblos.
Así se maneja el neoliberalismo, que no es una consigna, ni un título abstracto, es un proceder concreto criminal, que arrasa las soberanías nacionales, utilizando los Fondos de Inversión Buitres manipulando las economías, provocando endeudamientos imposibles, sometiendo a la pobreza y las exclusión social a las comunidades nacionales colonizadas, que terminan aceptando una nueva realidad, naturalizando la opresión.
Esta realidad descripta que fue combatida por el peronismo desde sus inicios fundacionales, fue visualizada por el conjunto del pueblo argentino, como idea de cultura nacional solidaria y soberana, consolidando una unidad de concepción que atraviesa los tiempos, ya que la consigna Patria o Colonia, en sus diferentes formatos de dominación en los últimos 50 años, sigue vigente.
Es un peronismo que renueva su vigor ante cada ofensiva colonizadora, que se nutre de la lucha, que vivifica su memoria y enaltece su presencia en la permanente prédica de libertad y justicia social con soberanía, adornando su espíritu combativo, amalgamado en años de construcción política de Comunidad Organizada, en las organizaciones libres del pueblo, gremiales, sociales políticas, como objetivo estratégico.
Esa visión que brinda la esperanza necesaria de todo proceso histórico de los pueblos, es el motor generador de conciencia colectiva e identidad con memoria, que nutre al pueblo argentino en su búsqueda permanente de liberación nacional, en cuanto la construcción de una Patria Matria Grande, Justa, Libre y Soberana, en una consigna que los colonizadores han pretendido enterrar, pero sigue vigente en la memoria del pueblo.
*Médico Sanitarista. Asesor sanitario del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires
14/5/2021