Por Gustavo Ramírez
En un momento de extrema vulnerabilidad social, económica, cultual y sanitaria, producto del proceso de aceleración sistémica, generado por la pandemia, la educación es foco de material mediático desde la llana superficie. El contexto actual alteró la significación del proceso de enseñanza aprendizaje, que siempre estuvo atravesado por distintas variables, y conformó un nuevo mapa pedagógico que no se pone en debate, mucho menos se desarrolla en profundidad.
Martín Giambroni es docente de adultos, teólogo, coordinador de Relats Argentina, así como referente de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación. Con él dialogamos sobre sobre la cuestión educativa y sobre este presente complejo, que agrede a los sectores más empobrecidos por el sistema
– ¿Cómo docente, cuál es la lectura que hacés del impacto de la pandemia en las prácticas pedagógicas y socio-culturales en materia educativa, a partir de lo experimentado en 2020?
-Mirá, por mi práctica docente que yo vivo en Moreno – doy clase en varias modalidades de adultos, acá en Moreno, a su vez soy docente de un secundario en Capital, en la zona de Almagro -, el principal impacto que noté son las diferencias sociales, las diferencias de acceso. No solamente estamos hablando de acceso a la tecnología sino que estamos hablando de tener plata para cargarle datos, en el caso de que se tenga un celular. Acá en Moreno muy poco esa es la situación nuestra con el acceso a Pc, notebook, Tablet o algún tipo de esos dispositivos.
Además, a eso hay que agregarle también el manejo y el conocimiento, y el manejo con personas que justamente están terminando o empezando el secundario, uno de los aspectos es el desconocimiento de lo tecnológico. Así que esa brecha, digamos, fue y sigue siendo muy aguda. Por darte un ejemplo, estábamos acá en Moreno averiguando acá y allá sin poder encontrarle la vuelta de que pasó con ese anunciado programa de tarifas básicas, que como tantos anuncios que a veces, desgraciadamente se hacen, es más fuerte el anuncio que la concreción. Ese aspecto fue muy sentido este año que pasó y por lo que uno prevé va a volver a repetirse este año.
Ahora, por otro lado, está una dimensión más profunda, más estructural. En cada nivel el sistema educativo tiene distintas implicancias ¿no? . Poca gente se plantea la posibilidad de hacer un jardín o los primeros años de alfabetización, de modo virtual. Aunque, también, en ámbitos o en niveles donde que se cree es perfectamente traducible tampoco ha sido muy eficaz, como en las universidades. Yo tengo uno de mis hijos que estudia en la Universidad de San Martin y uno, a veces, hace seguimiento de ex alumnos y les ha costado muchísimo esa no conexión. Ese problema más de fondo se juega, digamos, en una pregunta muy básica que es ¿en qué consiste educar, qué es lo que genera el hecho educativo y cuáles de los componentes son los que tienen mas impacto o cómo hay que manejarlos?
Acá viene habiendo, no solamente en nuestro país sino a nivel internacional, una movida muy fuerte a tender a la digitalización y a las modalidades de educación virtual o a distancia, lo que permitiría, también, trasnacionalizar las propuestas educativas, contra tendencias, en las cuales yo me inscribo, que estas herramientas son eso. Son herramientas pero que nada suplanta la presencialidad porque la educación no es solamente mandar un PDF, sino que supone todo un hecho social y de relaciones y de acompañamiento y de evaluación de la presencialidad que es clave.
-Esta mirada transnacional que también de alguna manera, como lo venís señalando, es una mirada economicista ¿obligó a acelerar el proceso de presencialidad cuando el contexto no favorece a la misma?
Yo creo que desgraciadamente muchos de estos debates no se están dando de fondo y no se están dando con todas las cartas sobre la mesa, ni con toda la claridad y la transparencia posible. Porque nosotros hemos visto la irrupción de determinadas herramientas; digo, todo el mundo ahora habla de zoom, habla de classroom, habla de distintos tipos de herramientas, esas herramientas son impulsadas por determinados grupos empresarios, que está perfecto que lo hagan porque son sus productos, pero son asumidas e incorporadas a los distintos programas, dinámicas, sin muchas veces tener ningún tipo de alternativa. Eso va generando una incidencia, un necesitar de esas herramientas y muchas veces de una manera, yo diría a veces hasta de ciertos sectores ingenuos ¿no?, pensando que eso no tienen ningún doble sentido y ningún trasfondo, y que en realidad lo tiene.
Yo me acuerdo, te estoy hablando ya hace diez años, en reuniones con docentes de otros países de América Latina, donde se implantaban y funcionan sistemas de docencia virtual, en donde a vos te puede estar enseñando una maestra de Ecuador que cobra dos pesos o te puede enseñar un docente del conurbano que cobra uno con cincuenta y eso se digitaliza y se tasa como paquete cerrado. Bueno, vos tenés estudios que te plantean que eso bajaría muchísimo los costos del sistema educativo porque estarías replicando lo que se hace en otros ámbitos, donde se usan operadores del sistema de otros países con menor legislación laboral, con menos sueldos, etc.
-¿Considerás que este proceso de crisis ha profundizado las dificultades que tiene el sistema educativo para actualizarse y el mismo ha quedado obsoleto a partir que responde a una matriz liberal, más allá de poder prestarle atención a los sectores populares?
– Yo creo que hay una mezcla de todo. Porque cuando hablamos del sistema educativo, estamos hablando de algo sumamente complejo. No solamente complejo por los ruidosos componentes que tiene sino también por la diversidad de jurisdicciones. O sea, basta ver la foto del Presidente, del Ministro de Educación con los ministros de educación provinciales, están hablando de 24 jurisdicciones distintas. Cada una incluso con niveles propios de financiamiento, con cierta independencia curricular, con dependencia absoluta desde el punto de vista de la infraestructura. Entonces, el sistema educativo es tremendamente complejo, desde los componentes y desde los actores ¿no?
Entonces, debido el nivel de obsolencia, de antigüedad o de falta de adaptación, o de modernización que tiene, es compleja porque vos necesitas siempre que vaya acompañando este esquema. Digo, vos podes hacer un planteo, yo lo he vivido muchas veces acá en la Provincia de Buenos Aires, con planteos súper modernos, actualizados y tal pero que no respondía a la capacidad no solamente de los operadores del sistema, los docentes que están, sino tampoco desde la infraestructura y de los propios beneficiarios de ese sistema.
Con todo lo que yo apoyé y el Gremio docente y los docentes apoyamos la entrega de las notebook, del programa “Conectar Igualdad”, vos te encontrabas con que al mes de las primeras entregas, obviamente, había maquinas que se averiaban, que se rompían, que se trababan y tal, y no había un esquema de recambio o arreglos ¿me entendés lo que te quiero decir? Hay múltiples de esas situaciones que complejizan.
En relación al planteo del liberalismo, del neoliberalismo, no te olvides que el neoliberalismo siempre opera sobre la segmentación. O sea, a esta avanzada o esta nueva avanzada de estos programas neoliberales ahora en la educación, no les interesa el universo educativo argentino. Les interesan los segmentos sobre los que puedan operar en función de la capacidad adquisitiva que tienen. Y eso viene avanzando hace mucho tiempo en nuestro país ¿no? Vos ves la oferta, no sé, de la escuela privada, la oferta universitaria, la oferta del pos grados y operan profundizando la segmentación que ya existe.
-En esa profundización que ya existe y también en ese proceso histórico que se va dando a lo largo de los años, uno puede ver que tenemos generaciones en nuestro país que se han criado, de alguna manera, en torno a lo que es el desempleo, la desocupación. ¿Consideras que esto, de alguna manera, es un elemento disruptivo para la relación podía tener la escuela con el trabajo, si es que en algún momento la tuvo en este proceso sistémico y que la escuela también en esa disrupción y en esa falta de relación entre trabajo y escuela genera también, de alguna manera, el borramiento de la cultura del trabajo?
– Y sí. Digo, pero a ver ese problema es mutuo. Cuando uno piensa la relación entre educación y trabajo hay quiebres o distanciamientos u a veces abismos que son mutuos, tanto por parte del sistema educativo como por parte también del sistema del trabajo y de los actores de la economía en el trabajo ¿no? Yo cuando empecé hacer alfabetizador, allá en los lejanos ’80, trabajaba con compañeros que venían de los programas de alfabetización de la década del ’70 que me decían: nosotros íbamos alfabetizar y hacer programas de terminalidad de escuelas secundarias de las empresa.
Me acuerdo siempre de un compañero querido, Julio Gómez, que me decía “yo iba a la bodega Giol, que estaban ahí en Pacífico y dos veces por semana, dos horas en horario laboral me juntaba con los trabajadores que querían terminar el secundario”. O sea, la relación, por eso te decía, es compleja, hay abismos o hay diferencias de criterios de ambas partes. Yo creo que se ha avanzado en estos últimos años, los últimos diez años, se ha avanzado en intentos en modalidades.
Acá mismo, nosotros empezamos hace dos años con una modalidad de secundaria con oficios a nivel popular, donde los secundarios de las modalidades de terminal secundaria. Me consta desde mi tarea de capacitación, de formación profesional en un sindicato que el Ministerio de Trabajo en esto viene trabajando, buscando al menos activamente formas, modalidades, tenés experiencias sumamente valiosas, yo una de las que más conozco, por decir más allá de la nuestra de Judiciales. La experiencia de sindicatos grandes como la UOCRA que trabaja a nivel nacional.
O sea, yo creo que se viene intentando acercar esa posición. Lo que pasa es que las propias dificultades del sistema educativo y las propias dificultades también del mercado laboral, digo, estamos frente a un mercado laboral que va a la baja, que apuesta sobre todo a la precarización, entonces eso hace más difícil esa relación.
-Apelando a tus conocimientos teológicos que también atraviesan la educación ¿Qué tipo de educación popular se necesita en la Argentina?, en función de entender que tenemos un 40 % de pobres, que la mitad de eso pobres son niños y que cuando se habla de educación popular, se habla desde las raíces de la Teología de la Liberación y se deja de lado lo que es la Teología del Pueblo. Teniendo en cuenta esa culturización que también tiene lo popular.
-Preciosa pregunta. A ver si logro sintetizar. La educación popular desde sus orígenes fue, digamos así, como que tuvo distintas vertientes ¿sí? Cuando hablamos de educación popular no se puede hablar de un único punto sino que estamos hablando de un árbol frondoso y con múltiples vertientes y ramificaciones.
Sin dudas que una de esas vertientes, una de las primeras, una de las más ricas y una de las más persistentes, yo diría también, hasta el día de hoy está relacionada a experiencias en las iglesias, no solamente la iglesia católica sino de las iglesias protestantes y está marcada por una concepción, diríamos así, de fuerte arraigo y de acompañamiento de la cultura popular.
Esta nota tiene que ver con esto que vos denominas “teología de la cultura”, que es asumir la cultura popular no solamente como una opción geográfica, de presencia con y en el medio de los sectores populares, sino también asumir todo lo que tiene que ver con la riqueza y la diversidad de la cultura ¿no? Incluida, obviamente, la religiosidad.
El problema, que también es un problema histórico de la educación popular, es esta tensión entre cómo se relacionan la propuesta educación popular con la cultura popular . Y acá han ido surgiendo debates, yo creo que muchos de ellos necesarios pero que no siempre se resuelven desde el sentido popular.
Vos tenés temas críticos, temas que tienen que ver, incluso, con lo religioso, temas que tienen que ver con la forma de relación, tienen que ver, no sé, hasta las expresiones musicales, lingüísticas, etc. Ahí uno se encuentra que ciertas posiciones de la educación popular no terminan de arraigarse y generar ese proceso de identificación por parte de los sectores populares y esa es una gran debilidad. Pero bueno te digo, es un tema muy largo y muy interesante.
– Por último. ¿Cuánto influye la gobernanza, en el concepto global, para la transnacionalización de la educación?
-Es bueno, a ver para que se entienda con mucha facilidad. Viste que siempre que se debaten determinados temas en los medios o, incluso, hasta en las casas, muchas veces se suele decir “bueno, en el fondo esto es un problema de educación”. Eso mismo tiene una proyección a nivel internacional y a nivel de la gobernanza global ¿no? O sea, esto es algo que desde siempre han manejado los sistemas del poder.
Podríamos hasta pensarlo en términos de hegemonía, en términos de la influencia ideológica que se necesita para profundizar en un proyecto de dominación. Entonces los sistemas de gobernanza global, obviamente, siempre le han adjudicado un valor importante a lo educativo.
Ahora bien, cuando uno empieza a mirar con lupa en esos intereses ocurre que muchas veces atrás de eso no hay ni más ni menos que la búsqueda de profundizar los sistemas de dominación. Pensemos que una de las más profundas reformas que tuvo nuestro sistema educativo, justamente, se produjo en la época del menemismo con la aplicación de las políticas del banco mundial y de los organismos financieros internacionales en relación con la reforma del sector público que tenía un componente fundamental en la reforma del sistema educativo.
15/2/2021