Por Redacción
La reunión, que durante la semana pasada mantuvieron referentes de la conducción de la Confederación General del Trabajo, como Hector Daer, Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez, Antonio Caló y Esteban Castro (UTEP), con representantes de la Misión del Fondo Monetario Internacional para la Argentina, en la sede de la UOCRA, dejó sabor a poco, aunque los dirigentes sindicales dejaron en claro que no se puede pagar la deuda en base de ajustes que recaigan sobre los trabajadores.
Lejos de los discursos esperanzadores, el FMI manifestó que Argentina tiene un gran problema financiero y que la emisión de moneda nacional impacta directamente en el proceso inflacionario. Asimismo, el organismo financiero, explicó que presentará un infirme detallada sobre la situación que vive el país. El argumento de la crisis, para los generadores de la misma, es idéntico a las explicaciones que llevaron al desastre generalizado en el pasado reciente.
Ante esta posición la CGT demando a las autoridades del FMI “la necesidad de comprometerse en una negociación realista y flexible respecto de las posibilidades que tiene nuestro país para afrontar sus compromisos de pago, comprometiéndose en la búsqueda de una solución que garantice la sustentabilidad macroeconómica que permita el desarrollo inclusivo desde el punto de vista social y laboral”.
Asimismo los referentes de la Central Obrera subrayaron que “la única recuperación económica posible de basarse en la creación de trabajo decente que permita el crecimiento de la economía real”.
La situación que dejó la gestión macrista condujo al país a un aparente callejón sin salida. De esa situación también es cómplice el FMI que otorgó créditos impagables a un gobierno que apostó esos créditos en la timba financiera para descapitalizar al país y favorecer a un pequeño grupo de empresarios que se enriquecieron mucho más mientras los trabajadores se empobrecieron en tiempo record.
Así es que la CGT manifestó su rechazo a la “implementación de reformas estructurales que impliquen reforma laboral, rebaja de jubilaciones y, reducción de empleados públicos. La deuda no puede pagarse a expensas del sacrificio y la pobreza de los trabajadores, que ya están atravesando una situación lo suficientemente crítica como para que se le pidan más esfuerzos”.
Al FMI no se le puede pedir sensibilidad social. No obstante, es necesario hacerle saber cual es el panorama que generaron a partir de apoyar a un gobierno que empobreció a su población para extraer valor y empoderarse económicamente sin importar las consecuencias de esas decisiones. A los altos índices del desastre económico que dejó el macrismo hay que añadirle los estragos que ha producido hasta el momento la pandemia de COVID-19, lo cual exige al gobierno “una atención y asistencia inmediatas por parte del gobierno hacia los sectores más vulnerables de nuestra sociedad”.
En dicho encuentro la CGT reafirmó su apoyo al Gobierno Nacional ” en el trazado de sus líneas de negociación que posibilitaron la restructuración con los tenedores de deuda privados”. En tal sentido los dirigentes sindicales también manifestaron su respaldo al gobierno de Alberto Fernández “en una estrategia de negociación con el FMI que priorice las posibilidades de recuperación económica del país”.
En este contexto la CGT se comprometió a participar en un proceso “tripartito institucionalizado con el gobierno y los empresarios para diseñar un modelo de desarrollo productivo que garantice trabajo de calidad para todos los argentinos”.
No será fácil la negociación con el Fondo, sobre todo si sus demandas son las miasmas que nos condujeron a esta situación. Lejos de discurso sobreactuado del optimismo militante la CGT le puso algo de realismo a una situación compleja y muy difícil. Lo positivo es que los principales referentes del universo sindical argentino coinciden en ponerle un freno a las intenciones del FMI, lo que a su vez le da aire al Gobierno Nacional para sostener su posición, al menos por el momento.