Por Redacción
El Observatorio de la Organización Internacional del Trabajo: El COVID-19 y el mundo del trabajo. Tercera edición, presentó un informe donde se estimó que los sectores más vulnerables del universo laboral mundial, aproximadamente 1.600 millones de trabajadores de la economía informal, se encuentran “muy afectados por las medidas de confinamiento y/o por trabajar en los sectores más afectados”.
“Se estima que el primer mes de la crisis dio lugar a una disminución del 60 por ciento de los ingresos de los trabajadores informales a nivel mundial. Por región, la disminución prevista es mayor en África y América Latina, del 81 por ciento. En lo que se refiere a los grupos de ingresos, es del 82 por ciento en los países de ingresos más bajos y de ingresos medios-bajos, del 28 por ciento en los países de ingresos medios-altos y del 76 por ciento en los países de ingresos altos”, se indicó en el informe presentado este miércoles.
Asimismo se precisó que la “tasa de pobreza relativa, definida como la proporción de trabajadores cuyos ingresos mensuales son inferiores al 50 por ciento de la mediana de los ingresos de la población, debería aumentar de al menos 34 puntos porcentuales para los trabajadores informales en el mundo, de 21 puntos porcentuales en los países de ingresos medios-altos y de 56 puntos porcentuales en las economías de ingresos medios-bajos”.
Las estimaciones indicaron que las regiones más afectadas, producto de la crisis generada por la pandemia de coronovirus, son América Latina con un 12, 4 por ciento de pérdida de horas de trabajo y Europa y Asia Central con un 11,8 %. Vale aclarar que las variables analizadas por la OIT no contemplan particularidades específicas de los países en emergencia. Esta generalización provee una visión global de universo laboral y de los agentes en riesgo.
En este contexto, según se indicó en el documento, existen 436 millones de empresas que afrontan el riesgo de interrupción de la actividad: “Estas empresas pertenecen a los sectores de la economía más afectados, incluidas unas 232 millones pertenecientes al comercio mayorista y minorista, 111 millones, a las manufacturas, 51 millones, a los servicio de alojamiento y servicio de comida, y 42 millones al sector inmobiliario y otras actividades comerciales.
” La OIT pone de manifiesto la urgencia de adoptar medidas políticas dirigidas a proteger tanto a las empresas, en particular las pequeñas, como a los trabajadores, sobre todo los que operan y trabajan en la economía informal” manifestaron desde la organización internacional y agregaron que “el apoyo a los ingresos para los trabajadores y las empresas que operan en la economía informal es esencial a fin de prevenir que se hundan aún más en la pobreza”.
Desde la OIT concluyeron que es ” probable que el impacto de la pandemia sea desigual, aumentando significativamente las vulnerabilidades y las desigualdades. En la fase de recuperación, debería prestarse mayor atención al fortalecimiento de las políticas de empleo a fin de apoyar a las empresas y a los trabajadores, junto a instituciones del mercado laboral más fuertes y sistemas de protección social integrales que cuenten con los recursos necesarios, incluidas las políticas y la infraestructura del cuidado, que intervienen automáticamente y de manera
inclusiva cuando ocurren las crisis”.
Lo que se puede inferir de este informe es que el arrastre de los modelos centralizados en las expectativas rentísticas del mercado han conducido a la precariedad a millones de trabajadores en el mundo. El neoliberalismo globalizado ha sido una fábrica permanente de pobre y de muerte. Bajo la égida del individualismo y de la conformación de sociedades de hiper-rendimiento, ancladas en la meritocracia, se ha plasmado la destrucción del empleo digno y del trabajo como eje articulador del desarrollo en comunidad. Queda, entonces, en claro que la solución no es más liberalismo, sino la conformación de una Comunidad Organizada mundial que rompa la articulación de este paradigma nefasto se ha cobrado la vida de millones y millones de personas. El mercado ha fracasado en todas su formas, es hora de recuperar la ética de la persona y el valor esencial del trabajo como elemento determinante para fomentar la Justicia Social.
29/04/2020