*Por Gustavo Ramírez
El 21 de diciembre fue un día histórico para los Movimientos Populares, también para el Movimiento Obrero. En un acto multitudinario realizado en el micro estadio del Club Ferrocarril Oeste se presentó oficialmente la Unión de Trabajadores de la Economía Popular. Un encuentro que contó con el apoyo de un amplio espectro de la dirigencia sindical de la CGT y de las CTA, así también como del campo político.
Lejos de las estigmatizaciones ideológicas los Poetas Sociales, como los bautizó el Papa Francisco, dieron cuenta una vez más de avanzar en la construcción de la ampliación del campo de integración político cultural. Lo que comenzó a tomar forma, de manera inexorable, ese sábado fue el andamiaje necesario de la conformación del Movimiento de Trabajadores.
En ese contexto impactó el mensaje del Presidente Alberto Fernández quien a través de una exposición audiovisual reafirmó la necesidad de la unidad y asumió el compromiso de apoyar la integración de los Movimientos Sociales en la vida política nacional. En esa misma dirección, Daniel Arroyo, Ministro de Desarrollo Social acompañó la iniciativa con su participación activa durante el acto pero también en reuniones previas con las organizaciones populares.
Desde el 10 de diciembre el mapa político y social mutó en Argentina. No es un dato menor. Sobre todo porque desde la derecha se ha impulsado un falso relato donde se reduce a los Trabajadores de la Economía Popular a estamentos sociales que viven del Estado. Muchos suelen ignorar, como el diario de los Mitre o la izquierda trotkista, que los Movimientos Populares han construido una organización que supera las fronteras de las discusiones secundarias y que a partir de allí han validado la centralidad del trabajo para miles de compañeros y compañeras de los circuitos informales de trabajo en todo el país.
Durante el acto en Ferro estos mismos trabajadores y trabajadoras expusieron el valor ontológico de su realización política. Dina Sánchez integrante del Frente Dario Santillán, en su encendido discurso, rompió con la caracterización liberal de los Movimientos Populares y reivindicó el rol ontológico de los mismos: “Este es un sindicato que se fue formando con mucha organización y resistencia en las calles. La UTEP es el sello de la gran unidad de lo que venimos caminado todos estos años. Un sindicato que va a poder garantizar derechos que nos habían robado. Este sindicato en una herramienta fundamental compañeros y compañeras”.
A los Movimientos Populares nadie les regaló nada. Mucho menos el Estado neoliberal o la clase media reaccionaria que se recuesta sobre la cultura del individualismo para resaltar su narcisismo ideológico como patología cultural del sectarismo político. La UTEP se forjó a la lucha de la lucha, del sacrificio que implica la construcción desde la periferia al centro. Se podrá afirmar que la Unión de los Trabajadores de la Economía Popular, además de razón a la afirmación peronista de que “organización vence al tiempo”, los más humildes de la Patria han llevado adelante un proceso de resistencia y de constitución revolucionaria. Una acción política que instituye el magisterio de la misericordia social a partir de la idea eje de Tierra, Techo y Trabajo.
” Tenemos que estar contentos, tenemos que estar felices, porque aquí estamos los pobres, aquí estamos los más humildes, porque aquí estamos la piqueteras carajo. Aquí estamos los excluidos, pero también, así como somos miles acá adentro y miles afuera, somos los que le venimos dando respuestas en nuestros barrios a muchos más frente al hambre, en los comedores, en los merenderos, con las escuelas, con los bachilleratos, con los jardines populares. Somos los que venimos trabajando fuertemente frente al hambre, la desocupación y la indigencia. Nosotros aprendimos que en la calle con unidad pudimos garantizar muchos de nuestros derechos”, sentenció Sánchez.
No es casual la demonización de los Movimientos Populares. Quienes desde la otra vereda sostienen que los “piqueteros” o los trabajadores de la economía popular son vagos y planeros, reproducen el sentido social que el “amo” les impone para doblegar la solidaridad entre pares, para agudizar la cultura del descarte y para propagar el virus de la ignorancia ideológica que le asegura, a ese pensamiento reaccionario, la perdurabilidad de la colonización cultural.
En ningún momento, ese segmento social que se hinca ante imperio del Empresario del Yo, logra pensar por sí mismo y comprender el valor social que representa la lucha y la construcción colectiva. Por eso la creación de este sindicato los lastima, porque los ubica de espaldas a la realidad y los deja sumidos en la oscuridad consumiéndose en su odio ideológico y clasista.
Sobre el cierre del encuentro, Esteban “Gringo” Castro futuro Secretario General de la UTEP, expresó gráficamente el accionar de los enemigos de la clase trabajadora: “Hay sectores muy poderoso de adentro y de afuera que están decididos a robarnos la historia. Otros compañeros, antes que nosotros, dieron su vida por la causa del pueblo, y por lo que escuché en otros compañeros que me precedieron en la palabra a nosotros no nos van a robar la historia porque la estamos construyendo todos los días en este país”.
“Acá pelearon los anarquistas, los socialistas, los comunistas y los peronistas. Pelearon todos y todas y no nos pudieron robar la historia. ¡Qué vivan los últimos setenta años. Qué viva Perón y que viva Evita”, exclamó el titular de la CTEP. Pero una cosa es leerlo y otra escucharlo. Porque esa exclamación recorre las biografías personales y las comunitarias y su significado nos atraviesa a todos.
Es imposible no mirar hacia las personas. En esa jornada hubo dirigentes sindicales, sociales, políticos y hombres y mujeres de la militancia que aplaudieron de pie y con lágrimas en los ojos. Estos últimos cuatro años el calvario que vivimos millones de argentinos nos impulsó a madurar en nuestras conceptualizaciones y a escuchar al otro. Por eso ciertas palabras adquieren un cariz que sobrepasa los simbólico. Las lágrimas no fueron de tristeza, estas eran lágrimas de triunfo. El triunfo de la clase trabajadora que no le debe nada nadie porque escribió y escribe su propia historia.
“Los poderosos quieren la guerra, quieren la confusión y quieren el caos en nuestro país. Ya lo hicieron con Bolivia, lo hacen con Chile, con Colombia y lo pretenden hacer en todos lados. Nosotros tenemos que garantizar la paz en el marco de unidad y lo vamos a hacer. ¿Saben porqué? Porque cuando empezamos a militar en nuestros propios barrios y nos quedábamos sin laburo fuimos capaces de crear nuevas formas de trabajo y de eso vivimos muchos años. Si somos capaces de salir de ese infierno cómo no vamos a sacar este país adelante”, concluyó el “Gringo” Castro.
Esta nota está dedicada a un cantor popular que nos dejó hace unos días. Rafael Amor. Vale entonces cerrarla con su poesía:
“Para mi Pueblo Argentino salud
la libertad y el trabajo
la dignidad de los Libres del Sur que tantas veces cantamos.
Para mi Pueblo Argentino salud
la libertad y el trabajo
la dignidad de los Pueblos del Sur que tantos han traicionado.
Yo en patas y hambreado soy la violencia
y ellos armados hablan de paz.
Olor a goma quemada…
Dos cosas que les espantan: Pueblo y Memoria”
Una vez más: “Quien quiera oír que oíga, quienes quieran seguir que sigan: mi empresa es alta y clara mi divisa, mi causa del pueblo. Mi guía, la bandera de la patria”.
*Director periodístico de AGN Prensa Sindical
Fotografías: AGN Prensa Sindical
26/12/2019