Política

A los 81 años falleció el ex presidente Fernando De La Rúa: Con las manos manchadas de sangre.

*Por Redacción

Fernando De la Rúa, ex presidente de la República Argentina, falleció este 9 de julio luego de estar internado, por una grave afección, desde el 28 de enero en la clínica Flemin. El ex mandatario de 81 años dejó este mundo sin dar explicaciones profundas al pueblo argentino tras las jornadas históricas del 19 y 20 de diciembre del 2001, donde fueron asesinadas más de 50 personas en todo el país.

Militante del ala conservadora del retardatario radicalismo, De La Rúa, aprovechó el clima político de finales de los ’90 para sellar alianzas estratégicas con sectores progresistas y llegar así al gobierno. Una vez ungido presidente por el voto popular, el cordobéz puso en práctica  un modelo económica de caractarísticas neoliberales que profundizaron la injusticia social propiciada por la gestión predecesora de Carlos Menem.

Muchos de los actuales funcionarios que hoy ostenta poder en el gabinete de Mauricio Macri participaron del Ejecutivo de De La Rúa. Una de ellas es la actual Ministra de Seguridad Patricia Bulrich quien por entonces hizo las veces de Ministra de Trabajo, cartera desde donde motivó un acérrimo ataque contra las organizaciones sindicales, además de propiciar la baja de un 13 % de las jubilaciones.

Su alianza con Domingo Caballo le valió el comienzo del fin de su carrera política. Fue en ese mismo momento donde su gobierno comenzó un espiral de violencia institucional contra los sectores empobrecidos de la sociedad. A los momentos de plomo De La Rúa los había anticipado con la Motivación de la Reforma Laboral con un escándalo de proporciones que terminó de bautizar a la misma como Ley Banelco. Las sombras de corrupción, que prometió combatir,  comenzaron a ensombrecer su propio destino signado por sus acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Tras la denuncias del pago coimas a senadores del justicialismo el Vicepresidente Carlos Cacho Alvárez presentó su denuncia lo que que hizo implosionar a la coalición gobernante.

En medio de la crisis sin retorno “demócrata” neoliberal llevó adelante, previo anuncio con bombos y platillos, lo que se conoció como megacanje de la deuda externa por 40 millones de dólares. El estrago social estaba consumado y la entrega de la soberanía económica volvía a hacerse efectiva una vez más.

De La Rúa dejó este mundo sin dar cuenta de sus actos de gobierno. Quienes hoy lo disfrazan de hombre vocacional y sensible ante las problemáticas sociales del país son los mismo hipócritas que en la actualidad promocionan políticas parecidas a las  de sus gestión. No es casual entonces, que el ex presidente, simpatizara con el del empresario Mauricio Macri. Ambos compartían la misma matriz ideológica y un idéntico desprecio por la clase trabajadora.

Para justificar su mandato político la historia oficial presentó una imagen caricaturesca de De La Rúa. En el imaginario colectivo impera la idea de que fue un gobernante torpe e inútil. Sin embargo, eso no hace más que encubrir la decisión racional de impulsar un modelo basado en los preceptos del neoliberalismo. El fallecido ex presidente tenía muy en claro cuales eran los objetivos de su gestión y quienes eran los sectores que saldrían beneficiados con su modelo económico.

La imagen histórica del helicóptero presidencial que deja la terraza de la Casa de Gobierno mientras el país ardía permanecerá en la memoria social como el símbolo de una era. No obstante es preciso señalar que De La Rúa huyó del gobierno cobardemente al tiempo que las calles del país se teñían con la sangre de los trabajadores. Sus acólitos, como Hernán Lombardi y Patricia Bullrich, no hablar de sus hijos, escaparon de la misma manera y hasta del día de hoy no han rendido cuenta por sus actos de entrega y sometimiento del pueblo.

Ayer como hoy la crisis la pagó la clase trabajadora. No hay que olvidar que durante los tiempos del corralito ciento de personas se quitaron la vida ante la desesperación de haberlo perdido todo en manos de los bancos. De La Rúa, como tantos otros radicales que ostentan el título pomposo de republicanos, eligió el autoritarismo ideológico de pagarle la crisis a las entidades financieras a costa de chuparle la sangre y derramar la sangre de la clase trabajadora. Esa foto del pasado bien podría ser una postal dramática del presente.

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