Pensamiento Nacional

150 años de Mar del Plata y la novela de Andrés Soto

*Por José Luis Ponsico

El ínclito Mario Trucco, fallecido no hace mucho, siendo nonagenario, reconocido como el mejor periodista que impactó en “La Feliz” en 75 años, cuando llovían halagos por sus memorias 2015 (“Mi Pueblo se llama Mar del Plata”) con generosidad manifiesta, en tren de confesiones, dijo al autor de éstas líneas,  alguien integrante también de la legión marplatense, diáspora del ’76, estando la mayoría buscando laburo en la Capital Federal: “Ustedes dicen que soy el mejor, pero el que llegó más lejos, es Andrés Soto”, histórica sentencia e imperdible.

Soto,  premiado varias veces por su condición de periodista “todo terreno”, mentor de varias publicaciones exitosas en la Editorial Perfil, 1976/2000 y cumpliendo funciones de Editor en Brasil, Chile y Perú, tributa a Mar del Plata en su ópera prima.

En la sede del Colegio de Martilleros, calle Bolívar casi La Rioja, colegas, amigos, gente de la literatura política y no tanto, familiares y el Foro de Periodistas de siempre -una concurrencia que superó las 200 personas- para cumplir con el rito: darle sentido marplatense a la novela “MardelPlata”.

En la relación personal con el que escribe, casi, casi un milagro. ¨Poco en común. Soto votaba al Socialismo marplatense (Bronzini, Lombardo) el escriba al Peronismo. Ganaba Andrés. El jueves 25, en la cita, el balance lo favorece. Mar del Plata desde La Perla del Atlántico a “Ciudad Feliz” en seis décadas.

El Peronismo, Mar del Plata se adjudicó la complementaria en el ‘54 cuando ganó el médico cirujano Juan José Pereda y resultó jefe Comunal hasta la Revolución llamada “Libertadora” del 16 de setiembre del ‘55. Apenas un año. Nunca más.

Andrés hincha de Huracán. Por su infancia en la barriada del “Globito”: los Morales, Oscar Cepeda, Nemesio Pérez,  Benvenutti, hasta los tiempos de Papagni. Medio siglo marplatense.  El que escribe apegado a la “banda roja”. Y bilardista. Pocas virtudes, quizá.

Soto con el fútbol “champagne” menottista, especialmente con Huracán del ‘73. El dicente sufriendo 18 años de “malaria” riverplatense. Mar del Plata, el periodismo, las corridas, persecuciones en tiempos de la dictadura, produjo un milagro: Andrés ubicó al cronista corrido en el ‘76 y lo llevó a trabajar a Perfil. Estuvieron juntos casi 12 años. Lo notable es que  Soto nunca dijo que en su “operativo rescate” cobijó laboralmente otros cinco o seis colegas, todos buscando laburo.

Mar del Plata, exilio. En el “potrero” apodado “Uwe Seeler”, por su físico de “Tanque” alemán. Difícil de marcar. Abriendo los brazos y  defendiendo la pelota “a lo Beto Márcico”. Nunca en ningún lado Andrés Soto pasó inadvertido. Desde sus comienzos  hace 60 años. En los´60 corresponsal de “Correo de la Tarde”, luego “La Calle” vespertinos porteños. Más tarde,  cargos jerárquicos en “El Trabajo” y “El Atlántico”. Desde fines de los ‘60 hasta su salida de “La Feliz”, también en el ‘76.

El inolvidable Jorge Luis Borges, entre tantas odas, semblanzas, cuentos, novelas, historias literarias que dejó,  quizá contempló algo que cabe en la remisión al amigo, hoy autor de la “caricia” literaria a Mar del Plata. Decía Borges, “sólo perduran en el tiempo las cosas que no solamente fueron del tiempo”.

Soto medio siglo más tarde sigue siendo un virtual “hermano de la vida” de varios que lo admiran. Todos ellos estuvieron  en el Colegio de Martilleros.

 

 

 

 

* Columnista de La Señal Medios, Mundo Amateur, El Retrato de Hoy y Agencia Nacional y Popular

 

29/1/2023

 

 

 

 

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