Diario de la FeMPINRA

Trabajo, plataformas digitales y deshumanización.

*Por Walter Castro

¿Estamos en presencia del mayor proceso de deshumanización del trabajo?  Sin dudas, no solo por lo que expresan las estadísticas, basta con mirar en las calles la cantidad de pibes que surcan la capital o los barrios, donde se multiplican los pedidos de comida. Mientras a sus espaldas los galpones virtuales, de las más variadas marcas, asaltan nuestras redes sociales.

Durante la década de los ‘90 muchos excluidos del sistema laboral encontraron una salida rápida para llevar el sustento a casa a través del “Videoclub”.  En el 2001 el paliativo lo aportó el “Remis”. Hoy esos paradigmas se transformaron en la “Uberizacion” laboral. A simple vista todas las figuras que detallamos tienen en común una característica común: Necesitan de una desocupación troncal y brutal que lleve a la gente a un grado de desesperación tal, como para cargarse una mochila con un par de pizzas en la espalda y salir a enfrentar la ruleta rusa que significa y transitar las calles de Buenos Aires.

 La presión sobre el trabajador es tal en este tipo de empleos, conocido como economía de Plataformas Digitales, que la enajenación llega a extremos donde no importan los riesgos que corren los empleados mientras cumplan con las normativas de exigencia laboral. Es más importante la calidad del servicio, que la comida llegue a tiempo al lugar del pedido, por ejemplo, antes que el bienestar de la persona empleada para dicha tarea.

La evaluación del trabajo realizado ya no está en manos de un “superior” o supervisor. Ahora todo se mide a partir de los “likes” recibidos en tal o cual aplicación digital, donde al otro día volvemos a picar para comenzar la rutina nuevamente.

¿Ahora, cuando pasa algo quién es la contraparte? A la hora del hacerse cargo, porque siempre en algún momento hay que hacerse cargo, ¿a dónde y a quién debe dirigirse el trabajador?  Estas nuevas formas de despersonalización laboral no discriminan entre un trabajador agremiado y quienes no tienen ninguna cobertura de protección.  Las multinacionales, con sede en Bahamas, y estas nuevas formas de subcontratación lo que persiguen es exponer individualmente al trabajador.

Los grandes poderes, no visibles, se empeñan en otorgarles a sus trabajadores nuevos rimbombantes calificativos como: Cuentapropista, emprendedor, sujeto, activo, socio.  Todos ellos a lo único que apuntan es a quebrar el espíritu y la voluntad del conjunto organizado, sobrevalorando la meritocracia en desmedro de lo colectivo.

Tan palpable es la degradación industrial en nuestro país que, si lo pensamos por un segundo, veremos cómo fue mutando la perspectiva social del trabajo, en diversos procesos históricos. Por ejemplo, nuestros abuelos anhelaron que nuestros viejos tuvieran un muy buen trabajo en alguna de las fábricas que abundaban, ellos venían del campo.  Nuestros viejos soñaron con que, al tener dos o tres pibes, al menos uno pudiera colgar la chapa de universitario en la puerta de sus casas.  Nosotros, a nuestros hijos, ¿con solo dejarles una bicicleta, moto, o un auto, podemos decir que están insertos en el campo laboral?

Pero acá no se agota el tema.  Creemos que todavía falta la puntada final ya que, logrando la despersonalización del trabajador, anulando la figura de roles trabajador/empleador, lo único que falta es sacar definitivamente el circulante, el metálico y para eso ya está implementando una tecnología económica de bloques “BLOCKCHAIN”. Base tecnológica del “BITCOIN”, moneda virtual.

Sectores de la pesca mundial ya utilizan el “FISHCOINT”, una criptomoneda, para luchar contra el FRAUDE en lo que podemos denominar también como “criptopesca”. Esta tecnología le permite a cualquiera que tenga una cuenta de Facebook y crédito suficiente en “BITCOIN”, adquirir una pizza de muzarella o una isla en el Indico, da lo mismo.

 Países como India han declarado ilegal el uso del “BITCOIN” pero, de todos modos, se sigue usando y cualquiera puede adquirir la divisa, con solo indagar con cierta minuciosidad en Google.

Cuando todo el metálico sea obsoleto y las transacciones sean en monedas virtuales, a través de una plataforma también virtuales, ¿qué pasará con todos los trabajadores del sector bancario?

No nos engañemos.  Acá no solo se apunta a la precarización laboral de un sector, sino a ocultar la obscenidad de las fortunas que mueven un puñado de tipos, no más de treinta según Forbes. Ahí está Trump, queriendo comprar “GROENLANDIA”, esto que hoy es tragicómico en realidad es una avanzada de lo que será el movimiento de fortunas en el futuro cercano.

Mientras tanto el movimiento obrero se encuentra en esta suerte de entropía, viendo quien se impone en esta guerra de inteligencia humana contra inteligencia económica artificial. De imponerse dicha inteligencia artificial no estaremos lejos recibir órdenes de un cerebro a distancia, esperando que no se dé la definición exacta de entropía en termodinámica: Magnitud física que mide la parte de la energía que no puede utilizarse para realizar trabajo y que en consecuencia se pierde.

 

*Secretario General del Sindicato de la Actividad Naval de Mar del Plata.

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