Opinión

Salir de la crisis con Tierra, Techo, Trabajo, Independencia Económica, Soberanía Política y Justicia Social

Por Gustavo Ramírez

Durante los períodos anteriores a la crisis de la pandemia de COVID-19  la centralidad del trabajo, como articulador social, comenzó a resquebrajarse producto de diversas variables que para los analistas liberales son necesarias para el desarrollo. Esta mentira flagrante, que solo sirvió para justificar el avance neoliberal global, comenzó a hacerse pedazos en el marco de la actual coyuntura. Los países ricos hoy se encuentran con que la minimización del Estado fue una muy mala elección y los países “desarrollados” no dan a vasto para contar los cadáveres.

Aun así el relato oligárquico prevalece a nivel mundial sin importar los muertos. Claro, la vida jamás fue prioridad para el sistema que produce desigualdad en serie. En nuestro país los sectores tradicionales no escapan a la lógica mercantilista y pugnan por no menguar su rentabilidad, hacen pesar el costo de la crisis sobre la espalda de los trabajadores y pretenden que el gobierno, con casi cinco meses de gestión, ponga la cabeza de la guillotina para salvarlos. Aferrados a la especulación empresarios, banqueros y periodistas mercenarios, montan escenarios de caos, mientras vuelven a postar a la timba financiera en un mundo que tambalea.

En tan solo un mes de pandemia los sectores del capital concentrado agudizan la crisis y exponen su más rancia ideología. Vuelven a depositar su falsa fe en los mercados a los que el relato socio-cultural dominante en las empresas mediáticas carga de emotividades y animación. Se deshumaniza a la persona y se humaniza la meritocracia y al dinero, como si estos valores “supranaturales” no fueran hoy la causa de la agudización de la crisis económica. La verdad indica que las empresas no se funden en un mes sino que la actual situación económica es producto del desastre producido por el gobierno de Mauricio Macri.  A eso hay que sumarle la intención de los sectores privilegiados de incentivar la especulación crónica y vivir parasitariamente del Estado.

En contraposición a las demandas de los gurúes económicos liberales,  Alette van Leur, Directora del Departamento de la OIT de Políticas Sectoriales sostuvo que es necesario “aumentar la inversión para ofrecer condiciones de trabajo seguro y decente a los trabajadores que desempeñan su labor en primera línea y evitar que esta pandemia deje secuelas a largo plazo en las economías, las personas y el empleo”. 

Desde la Organización Mundial del Trabajo se instó a los gobiernos a “ampliar las medidas de protección social para todos en los sectores afectados y brinda asesoramiento sobre medidas que faciliten el mantenimiento del empleo y promuevan el trabajo a tiempo parcial y las vacaciones remuneradas, entre otros tipos de subsidios, con objeto de que las economías, los mercados laborales y los sectores industriales se vean más fortalecidos y sean más resilientes y sostenibles cuando remita la pandemia”. 

En Argentina la Confederación General del Trabajo sostuvo que  “el mundo post pandemia debe cambiar las prioridades del capitalismo puro y duro, los oportunistas que aprovechan las necesidades de los pueblos para multiplicar sus ganancias y engordar fondos  que tienen dimensiones de grandes países sin ninguna regulación, deberían, obligadamente, moderar sus ambiciones”. 

En sintonía con esta línea de pensamiento el Gobierno Nacional determinó, el pasado viernes, en el marco de la reunión de coordinaciones nacionales del Mercosur, detener las  “tratativas hacia acuerdos de libre comercio con Corea del Sur, Singapur, Líbano, Canadá y la India, entre otros”. Esta decisión sana se tomó en el marco de la defensa de los intereses nacionales que protegen nuestra producción y nuestro mercado interno, en un momento de recesión mundial. En tal sentido el Ejecutivo dio un paso sumamente importante en dirección hacia la independencia económica en un momento donde seria suicida abrir la economía.

Cabe señalar que Brasil y Chile fueron los países que con mayor ímpetu defendían la postura de libre comercio. Estos naciones son las que más están sufriendo el deterioro económico por las políticas que imponen sus respectivos gobiernos. La coherencia argentina se enmarca en la tradición histórica de soberanía política que ejercieron los gobiernos populares. Por otro lado es válido que esto no afectará el libre desarrollo del Mercosur, sino que es una medida que protege, insistimos, a la producción local. No se puede privilegiar el ingreso de importaciones, esa política, aplicada por la gestión macrista, destruyó en tan solo cuatro años el tejido productivo nacional y corrió de eje al trabajo. Hoy, en medio de la pandemia de coronavirus, con las fronteras de los países cerradas y con una recesión mundial sin precedentes, no proteger a la Industria Nacional sería criminal.

Para no caer en falsas análisis vale destacar que en la reunión del Mercosur, realizada por videoconferencia, la posición Argentina fue clara:  ” La integración regional es una forma de afrontar la pandemia global y sus consecuencias económicas y sociales. Es imperiosa en un mundo en el que los organismos internacionales predicen la caída del PBI en los países de mayor desarrollo, una disminución brusca del comercio global de hasta un 32% y un impacto imprevisible en la sociedad”. 

“En su política interna la Argentina se previene de los efectos de la pandemia mientras protege las empresas, el empleo y la situación de las familias más humildes. Lo hace a diferencia de las posiciones de algunos socios, que plantean una aceleración de las tratativas hacia acuerdos de libre comercio con Corea del Sur, Singapur, Líbano, Canadá y la India, entre otros”, sostuvieron fuentes diplomáticas.

La solución a esta crisis es política pero urge no caer en pronósticos falaces. El liberalismo, puesto al servicio de la defensa de los intereses de la anti-patria, es decir de la oligarquía, ha demostrado ser inviable para afrontar cualquier tipo de crisis. Aun no se conocen los verdaderos efectos de esta pandemia. Lo cierto es que día tras días mueren millones de personas producto de la globalización del capital y que no hay soluciones efectivas para evitar estas muertes. China, Estados Unidos, Brasil y los mentados grandes países europeos, son el claro ejemplo del fracaso de las políticas de libre mercado en esta pandemia. Su economía, que se ha forjado con sangre y muertes, hoy pretende repetir la historia.

Argentina transita un momentos complejo con la salvedad que su propia historia demuestra que la solución tanto ayer, como hoy y en el futuro es encaminarse hacia la profundización de las políticas peronistas. De esta manera el postulado del Papa Francisco, de los Movimientos Populares y de una gran parte del sindicalismo nacional de Tierra, Techo y Trabajo equivale a las banderas enarboladas por Perón y Eva Perón: Independencia Económica, Soberanía Política y Justicia Social.

 

 

Fotografía: Redes Sociales de la UTEP

27/04/2020

 

 

Subir