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OIT, recuperación laboral: Entre la esperanza y la incertidumbre

Por Redacción

Según un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo, la recuperación laboral será lenta en los primeros meses de 2021 y se consolidará en el segundo semestre del año. No obstante, el impacto de la pandemia de COVID-19 representa a escala mundial una pérdida significativa de horas de trabajo “cuatro veces mayor que la registrada durante la crisis financiera mundial de 2009”. 

El informe, presentado este lunes, precisó que “si bien cabe esperar una sólida recuperación
económica en el segundo semestre de 2021 a raíz de la implantación del proceso de vacunación frente a la COVID‑19, la economía mundial afronta aún un elevado grado de incertidumbre y existe el riesgo de que esa recuperación se produzca de forma dispar. Las previsiones más recientes siguen poniendo de manifiesto un déficit de empleo para 2021″. 

La Séptima Edición del Observatorio de la OIT: La COVID-19 y el mundo del trabajo, detalló que “en 2020 se perdió el 8,8 por ciento de las horas de trabajo a nivel mundial con respecto al cuarto trimestre de 2019, equivales a 255 millones de empleos a tiempo completo.  La pérdida de horas de trabajo fue particularmente elevada en América Latina y el Caribe, Europa meridional y Asia meridional”.

Por otro lado se informó que “la disminución de la ocupación (81 millones de personas) constituyó, en el 71% de los casos, una salida de la fuerza de trabajo, más que del desempleo propiamente dicho; es decir, se produjo una salida del mercado de trabajo por no poder trabajar, probablemente debido a las restricciones de la pandemia, o porque las personas afectadas dejaron de buscar trabajo”. 

En ese sentido, Guy Ryder, Director General de la OIT, manifestó que “los indicios de recuperación que vemos son alentadores, pero son frágiles y muy inciertos, y cabe recordar que ningún país o grupo puede recuperarse por sus propios medios.”

El funcionario remarcó que  “los indicios de recuperación que vemos son alentadores, pero son frágiles y muy inciertos, y cabe recordar que ningún país o grupo puede recuperarse por sus propios medios”. 

“Nos enfrentamos a una disyuntiva: una opción conduce a una recuperación dispar y no sostenible, con una desigualdad e inestabilidad cada vez mayores, susceptibles de agravar la crisis. La otra lleva a una recuperación centrada en las personas, con el fin de reconstruir mejor y promover el empleo, los ingresos y la protección social, así como los derechos de los trabajadores y el diálogo social. Si queremos una recuperación duradera, sostenible e integradora, este es el camino que deben seguir los responsables políticos”, destacó Ryder.

 

 

25/1/2021

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