Pensamiento Nacional

Jauretche a través de la mirada de Francisco Pestanha y Rodolfo Edwards: Derecho al pataleo

Por Gustavo Ramírez

 

“La falsificación de la Historia es una política de la Historia” 

El periodismo nacional tiene una misión ética que no siempre se comprende en toda su dimensión y es la de “desestructurar la superestructura del pensamiento colonizado”. De allí radican los aportes que nuestros pensadores pueden hacer al pensamiento argentino desde la perspectiva comunicacional. Sobre todo porque constantemente el periodismo vertical impone la cultura de la colonia, como mero farsante de la historia.

Jauretche supo analizar que “la Argentina es un país cuya dirección está vacante”. La vigencia de su pensamiento, como la de tantos otros pensadores del campo popular, radica en la vigorosidad sus ideas y contribuyen a la actualización doctrinaria. Conceptos que emergen desde la periferia para dirigirse al centro para descomponer, si se quiere hasta de manera provocativa, la matriz ideológica colonizada: “Reiteradamente he intentado demostrar que el aparato de la superestructura cultural ha impedido la formación de capas intelectuales homogéneas que formen una mentalidad dirigentes actual”.

No se trata entonces, solamente, de homenajear a uno de los exponentes más representativos del pensamiento propio. Amén de su fortaleza conceptual se trata de pensar a la Patria desde la justa medida ética. Partiendo de la idea primigenia de romper con el sentido común impuesto desde el afuera invasor, en AGN Prensa Sindical convocamos a dos pensadores nacionales actuales para bucear en el universo jauretcheano, que no es otra cosa que el subsuelo de la Patria sublevado. Tanto Francisco Pestanha, como Rodolfo Edwards son personas de ese universo.

“A mí me parece muy importante hablar de dos momentos de Jauretche que son los momentos donde él realmente aporta ese cauce que después va a incorporar el primer peronismo. Esto como primer momento” asintió Pestanha, ensayista y profesor universitario en la materia Derecho a la Información en la UBA.

Desde esa perspectiva aportó que “el segundo momento es después del golpe del ’55, con las contradicciones propias, con enojos propios. Jauretche ahí va a aportar, de nuevo, una serie de textos que luego van a contribuir a la formación de otro cause orientado a la cuestión de la conciencia y de la identidad nacional”.

Pestanaha consideró, en tal sentido, que “Jauretche fue más importante como hombre de acción-reflexión que de gestión. Fue uno de los referentes más fuertes de lo que Fermín Chávez definía como paleo-peronismo. Es decir todo el proceso histórico cultural previo al peronismo, con una fuerte aportación a las reflexiones, no solamente el discurso, sino a las acciones que después va a llevar a cabo el primer peronismo”.

El ensayista añadió que “ahí la figura de Jauretche es extraordinaria porque, más allá de que él no escribe demasiado en esa época, actúa. Va estableciendo el sistema de relaciones que era la capacidad para darse cuenta cuáles eran los factores que iban a constituir esa nueva Argentina. Básicamente vino el obrero, por eso Libertario Fernández en la CGT y por eso, además, la distribución de los cuadernos de FORJA, en la Central Obrera, en tiempos anteriores al peronismo. Cosa que va a contribuir a la conciencia de los trabajadores y su articulación con el sector militar de la Logia, con Perón y Otros”.

Al decir de Pestanha, Jauretche era “un intuitivo, es extraordinario el laburo que hace articulando, es una especie de director técnico ahí, armando”. En tal sentido destacó que “él se había dado cuenta que que FORJA, en cierto sentido no había planteado una cuestión que era muy importante como industrialismo. Encuentra en los militares de la Logia del ejército una mentalidad, una conciencia industrialista que había surgido a partir de los años ’20, a partir de la incorporación de la teoría de Von der Goltz”.

“En la segunda etapa está enojado, chivado con Perón exiliado. Es la eta más productiva, en términos intelectuales de Jauretche, sobre todo con libros editados como Ejército y Política, que es un libro clave. Ahí se refiere un poco a lo que he mencionado antes”, explicó Pestanha.

Don Arturo, como tantos otros pensadores ha sido maldecido por las usinas académicas liberales. Su único pecado no pensar como mandaba el imperio. Pestanha aclaró: “Nosotros tenemos muchos historiadores que son extraordinarios en la búsqueda de las pequeñeces pero son incapaces o no comprender la política. Ahí hay una falla epistemológica, digamos. Obviamente tiene que ver con un sistema de relaciones asimétricas de poder y evidentemente un triunfo del coloniaje cultural que también describió Jauretche”.

“Nada grande se puede hacer con la tristeza”

Si uno recorre con atención minuciosa los textos de Jauretche es probable que se termine encontrando allí. Es cierto que no funcionan como un espejo, sino como un reflejo de su praxis. El hombre de a pie, el trabajador, el pobre y la clase media, configuran un universo de identificaciones preliminares que el pensador va a utilizar para desarrollar su sociología de la ética y de la liberación.

Para el escritor Rodolfo Edwards “el pensamiento de Jauretche tiene que ver muchísimo con nuestra identidad. En sus libros pone como central esto y se pregunta ¿Qué somos como Nacional? ¿Qué somos como ciudadanos? ¿En qué lugar mundo estamos? ¿En qué contexto socio económico estamos? O sea, esa gran pregunta ¿qué es el Ser Nacional?  Son todos interrogantes que Jauretche intenta responder no en forma teórica, sino que trabajando empíricamente, con la experiencia”.

Es prácticamente imposible pensar al país sin conocerlo por dentro. Al respecto, el autor del Bombo y la Palabra, sostuvo que “Jauretche hace un trabajo de campo, es un hombre que tiene calle, estaño, que estuvo mucho tiempo en bares, militando, escuchando, comprobando, constatando las injusticias, desde la observación directa de la realidad. Eso es lo que siempre me interesó de Jauretche, esa relación con los seres concretos, no una teoría de las nubes que nunca se puede aplicar, sino que es una sociología aplicada, un pensamiento aplicado a la realidad”.

“Jauretche siempre intentó que sus escritos sean para la mayor cantidad de gente posible, que sea algo comprensible, algo legible pero a la vez profundo. No significa que tenga que reducir el lenguaje para llegar a todo el mundo, sino mantener la belleza de la palabra, mantener un lenguaje, pero que sea accesible”, aseguró Edwards.

En esa particularidad sensitiva del explica la Patria Jauretche, en la expresión del escritor, “se emparenta con estilo que también tenía Perón. Perón, cuando hablaba, siempre se mandaba alguna frase criolla en el lenguaje. Entonces, todo ese vuelo poético de lo popular se convierte en una verdadera astucia para comunicar. Eran dos grandes comunicadores, Jauretche y Perón, tenían esa capacidad del contacto con lo popular, esa energía, ese ida y vuelta que también es popular”.

Otra distinción popular de Don Arturo fue que jamás le escapó a la disputa del pensamiento. Sus debates con pesos pesados, que en cierto momento, supieron ser piezas, herramientas del pensamiento colonizado. Al respecto, Edwards, enfatizó: “Si algo aprende uno de Jauretche, sobre todos los que estamos pensando, laburando, desde el campo nacional y popular, es el “derecho al pataleo”, porque a veces tipos como Borges, Martínez Estrada, por ejemplo, parecen gente intocable. A veces veo que si criticás a Borges te acusan de ignorante, y la verdad, no es así. Jauretche a Borges le decía bibliotecario de Alejandría y a Martínez Estrada, radiólogo de la Pampa. Tenía ese ingenio para polemizar con los adversarios”.

“Hay que reivindicar a Jauretche porque es un tipo fundamental para entender a nuestro país” explicó Edwads y concluyó que “hay que leerlo porque la lucha continúa”.

Entonces, si un periodista no conoce a quienes forjaron un pensamiento original fronteras para adentro y lograron dimensionar el poder del enemigo, cómo es posible que pueda analizar la actualidad con autonomía intelectual e independencia ideológica.

¿Por qué hablar de Jauretche desde la perspectiva periodística? La respuesta está en las palabras que dejaron en estas líneas, nuestros pensadores nacionales. El periodismo mercantilizado es capaz de exigirle a la CGT que tenga página web, por ejemplo, pero no que los patrones dejen de representar al pensamiento colonial. ¿Se entiende? Ese periodismo, medio pelo y zonzo, hoy es propagador de la pedagogía dominante que nos trata a todos fuéramos estúpidos, mientras justifica el sometimiento nacional.

Comprender a Jauretche es entender que necesitamos transformar nuestra matriz de pensamiento para nacionalizar nuestra epistemología, latinoamericanizar nuestro pensamiento, parafraseando a Pestanha. Como bien detalló para esta nota: “vivismo en una ciudad de “sobacos ilustrados” donde hay mucha gente que dice leer libros, lo lleva bajo el chivo, el libro se ilustró pero él no”. Esta frase, entonces, cabe para describir al periodismo medio pelo.

No hay manera de comprender nuestra historia, la historia nacional, sin contar con nuestros narradores. Aquellos que supieron escuchar la pueblo. El camino trazado por Don Arturo y tantos otros grandes pensadores nacionales es el que debemos retomar aquellos que no somos pasivos ante el avance la oligarquía “vende Patria”. Los profetas del odio no podrán vencernos si somos realmente conscientes de la construcción histórica de nuestro poder, arraigado en la tierra del ser nacional.

Tenemos derecho al pataleo.

26/0572020

 

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