Opinión

Ese 18

Por Daniel Capa

¿Exagero mucho si digo que cada 18 de mayo bien podría ser instituido, al menos en la memoria popular, como el Dia Nacional de la Estrategia Política?.

Aquel sábado a las 9 de la mañana, Cristina cerraba un ciclo traumático en la construcción de poder, para dar inicio a una recuperación del valor de la unidad del movimiento nacional y popular.

El video donde CFK anuncia la fórmula presidencial que por estas horas disfrutamos, tuvo un efecto conmocionante en propios y extraños. Conmocionante pero no sorpresivo.

Solo para recordar algunas paradas del camino :

“Así no van a convencer a nadie”, hizo reflexionar Cristina cuando en abril de 2016 en las puertas de Comodoro Py, la multitud esbozó una silbatina contra dirigentes que habían abandonado el FPV.

Previo a las elecciones de octubre de 2017, la ex presidenta fue categórica, aún cuando muchos lo pasaban por alto: “no voy a ser un estorbo para la unidad del peronismo”.

Para esa misma época, el massismo tuvo un fuerte debate interno tras resultados no satisfactorios en las primarias, donde determinó salir de la teoría de la avenida del medio y acentuar un perfil mas definidamente opositor. “Un espacio mas claramente peronista”, sintetizaba un dirigente del FR aquellos días.

A mediados de diciembre, también de 2017, Alberto Fernández llamó a varios dirigentes del peronismo para comenzar un proceso de diálogo enfilado hacia la unidad de sectores que no tenían muy claros espacios de reencuentro.

Agustín Rossi, Daniel Filmus, Felipe Solá, Daniel Arroyo, el Chino Navarro, coordinados por Alberto, dieron nacimiento a lo que se conoció como “Grupo UMET” (por el lugar donde se reunían).

A mediados de 2018, Cristina orientaba internamente el debate acerca de ubicar cual era la estrategia de construcción opositora para ganar y gobernar en la catastrófica situación en que quedaría el país después de Macri.

En esos meses, ya CFK tenía en su cabeza un diseño de poder donde el kirchnerismo ocuparía su lugar central en la Provincia de Buenos Aires.

El deseo ferviente de Cristina Presidenta estaba mas instalado en su militancia. La mejor estratega del campo popular miraba mucho mas allá que cualquiera de los mortales.

También vinieron los encuentros peronistas de todo tipo: el kirchnerismo en San Luis y el peronismo federal en Gualeguaychú, por ejemplo.

En un acto del peronismo federal en Tucumán por esas semanas de mediados de 2018, en un palco habitado por Massa, y Pichetto entre otros, el gobernador Manzur fue categórico: “unidad sin exclusiones”.

El presente proceso de unidad tuvo caminos sinuosos, frenéticos y en algunos momentos traumáticos.

El sábado 18 dejó sin capacidad de especulación a quienes aún conservaban algún grado de movimiento esquivo a la demanda que crecía desde abajo.

Unidad por convicción y unidad por conveniencia son cohabitables en política. Convencimiento y necesidad son diagonales que en algún momento se juntan.

Ahora bien, el enorme dispositivo de articulación creado y que desemboca ahora en un gobierno de coalición, responde a necesidades concretas y abren un complejísimo panorama de acuerdos y desacuerdos que obligará al esfuerzo de preservar la gestión.

A la unidad se llega luego de largos años de peleas y rupturas. Existen entre las principales referencias, fuertes miradas distintas en temas de fondo como la geopolítica y otros.

El proceso político que se abrirá en diciembre requerirá algo que las tres principales figuras poseen: los tres (Alberto, Cristina y Sergio) saben jugar, y muy bien, al ajedrez de la política. Y esa capacidad estará vigente.

En especial porque en lo central de esta etapa, y que seguramente acompañe este primer mandato, se respalda en un acuerdo sólido.

Todos, absolutamente todos, tienen la misma mirada acerca de las tareas y las prioridades que existen para reconstruir la industria nacional a partir de vigorizar el mercado interno.

El reparto del poder político de la fuerza gobernante que asume, se basará en tres ejes desde donde se diseñarán los pasos: la Casa Rosada, la presidencia de la Cámara de Diputados y la provincia de Buenos Aires. El volúmen político que esto representa es inmenso.

El 40 por ciento de Macri, paradójicamente también conmocionante y no sorpresivo, será un motivo extra que facilitará la unidad.

El círculo rojo restaurador ya comenzó a golpear el andar del próximo gobierno popular.

Importantes palabras de Cristina el domingo a la noche en el bunker triunfador: “les pido a los dirigentes que jamás vuelvan a romper la unidad”.

Una disgreción: hubiese sido mas justo que el “ustedes” fuera reemplazado por el “nosotros”. Todos, incluida Cristina, fueron responsables de las rupturas peronistas.

¿Existió una política expulsiva de la CGT?. Si.

¿Existió cierto nivel de boicot a Scioli en 2015?. Si.

¿Existió Davos?. Si.

¿Existió cierto acompañamiento a políticas de Cambiemos?. Si.

Todos tenemos pasado inmediato.

Cierta vuelta al nestorismo podrá permitir tolerancias impensadas dos años atrás.

Pero además, y sobre todo, podrá regalarnos un gobierno nacional con fuerza popular para reconstruir la Argentina.

En 2023 tendrá que haber otro piso para encarar mas profundamente el camino del desarrollo.

Pero ese debate lo dejamos para mas adelante.

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