Política

El Gobierno se volvió a burlar del pueblo con el anuncio de medidas insuficientes y con objetivos electorales.

Por Gustavo Ramírez

El Presidente Mauricio Macri anunció, este miércoles, un paquete de medidas económicas que tienen más impronta de ser  electoralistas más  que de efectivas para modificar estructuras de fondo. El Primer Mandatario llegó tarde con sus anuncios superficiales, volvió a dar muestras de debilidad e insistió en ratificar el rumbo del modelo.

El anuncio presidencial no calmó los ánimos en ningún sector social, menos el financiero. El dólar trepó a 61 pesos, a penas se abrieron los mercados, y el riesgo país llegó a 1866 puntos. Lejos de la realidad, desesperado por repuntar algunos puntos electorales, Macri dispuso una serie de anuncios, que a esta altura,  ni siquiera tienen valor de analgésico.

La mega devaluación del pasado lunes implicó una brutal transferencia de riquezas, donde el único sector que se vio beneficiado, fue el financiero, junto a los funcionarios del gobierno. Desde ese día los argentinos, por decisión vengativa y extorsiva del Ejecutivo, somos un 30 % más pobres.

El martes 13 no fue un día mejor. Varias estaciones de servicio no despacharon naftas, muchos de los beneficiarios de la AUH no pudieron cobrar en tiempo y forma sus haberes y recién los percibirán el 21 de agosto. Lo mismo pasó con el pago de las jubilaciones. Los grandes operadores del comercio no logran sostener el margen de precios, por lo que mayoristas y minoristas, se encuentran perdidos al no poder fijar algún tipo estable de valor para comerciar.

En este contexto las medidas no son de alivio, son dádivas que menosprecian y subestiman la actual crisis inducida por el propio gobierno. Sin brújula, el mensaje de Mauricio Macri, huye de la actualidad, obsesionado por la derrota electoral. Cada gesto es forzado y ampliamente demagógico. El presidente no ha dado cuenta que desde el lunes ha perdido la conducción política del país y que le entregó el mando de la economía al mentado mercado.

El supuesto paliativo no tendrá efectos inmediatos, ni a corto plazo. De hecho,  los montos fijados por el equipo económico, se depreciaron ante una nueva suba del dólar. Por lo que lo anunciado resulta una mojada de oreja a los más pobres y una  falta de respeto para los trabajadores asalariados. La debilidad de Macri se incrementa a la misma velocidad que se deteriora la economía. Por otro lado está claro que no le interesa escuchar el mensaje de las urnas, porque continua en una línea equivocada de diagnóstico.

Según el boletín oficial del Gobierno neoliberal “estas medidas benefician a 17 millones de trabajadores y sus familias y a todas las pequeñas y medianas empresas, que están pasando por un momento difícil y de mucha incertidumbre”. 

En tal sentido el gobierno anunció que aumentará  “un 20% el piso y la deducción especial a partir de los cuales pagan el impuesto los jubilados y los empleados en relación de dependencia. Son 2 millones de personas. Esto permitirá una mejora en el sueldo de bolsillo de alrededor de 2.000 pesos por mes, pero puede ser mayor o menor, según los ingresos y el tipo de grupo familiar”.

El multimillonario ingeniero dio por hecho que 2.000 pesos son suficientes para aliviar la profunda crisis que padecen millones de argentinos. Estas medidas  llegaron tarde, mal y son insuficientes, además de momentáneas.

El anuncio incluyó  “una devolución por los impuestos ya pagados en el año, del orden de 12.000 pesos para una familia tipo casado con dos hijos con un salario bruto de 80.000 pesos al mes. El cronograma de devoluciones está en estudio con AFIP”.

“El nuevo mínimo no imponible del salario bruto a partir del que se paga el
impuesto queda en 55.376 pesos para un trabajador soltero y en 70.274 pesos para un trabajador con cónyuge y dos hijos. Los autónomos, por su parte, recibirán una reducción del 50% en los anticipos que deben pagar el resto del año”, anunció el gobierno neoliberal conformado por funcionarios que durante el último año duplicaron su patromonio en medio de un profunda crisis.

El paquete de medidas tardías contempló que ” los trabajadores en relación de dependencia no pagarán sus impuestos al trabajo (aportes personales, el 11% del sueldo bruto) durante septiembre y octubre, con un tope para el beneficio de 2.000 pesos por mes.Esto beneficia a 6,5 millones de trabajadores que en su gran mayoría recibirán 2.000 pesos extra en cada mes”.

Como si fuera una ONG, el gobierno informó que “les vamos a dar dos pagos extra de 1.000 pesos por hijo, uno en septiembre y otro en octubre. Esta medida alcanza a los 2,2 millones de padres y madres con hijos cubiertos por la asignación universal. Los empleados de la administración pública nacional, las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad federales recibirán a fin de mes un bono de 5.000 pesos”.

Con bombos y platillos, con cara de pobrecito, el Presidente indicó que ” vamos a volver a aumentar el salario mínimo, por segunda vez en el año. Esto beneficiará a unos 2 millones de trabajadores.Para definir el porcentaje final del aumento, el Gobierno va a convocar al Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil, del que participan el Estado, los trabajadores y las empresas”.

El grado de cinismo que manejó el ingeniero, hasta el momento,  no le permite observar que se le prendió fuego la cocina. Estas medidas no representan ningún alivio para la clase trabajadora y muchos menos para los más pobres, ni siquiera se contempló la situación de los jubilados.  Por otro lado, el Presidente no explicó de donde saldrán los fondos para cubrir estos anuncios. Durante la jornada del martes trascendió que el Gobierno Nacional pedirá, suplicará, mendigará, un préstamo al Tesoro de Estados Unidos por más de 22 millones de dólares. Lo que para muchos analistas es improbable en este contexto.

Ya nada es seguro en el país. Los sectores empobrecidos son cada vez más vulnerables. Macri eligió victimizarse y culpar al pueblo de su desgracia. Desde el 2015 hasta la fecha, el hijo de Franco Macri, insistió en vivir en campaña. Ciego y sordo el presidente miente hasta cuando miente. Hoy carece de credibilidad y de legitimidad social. Débil y cada vez más alejado de la realidad la pregunta que emerge es si el Primer Mandatario tiene capacidad para conducir este proceso de transición. Ninguna de las medidas anunciadas es un alivio, es un proyección de escaso margen. De esta manera el gobierno volvió a demostrar su desprecio por los pobres y por los trabajadores.

 

*Director periodístico de AGN Prensa Sindical

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