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El gobierno de la precariedad laboral, la explotación y el desempleo.

Por Gustavo Ramírez

La situación laboral en Argentina empeora mes a mes, año a año, desde la restauración neoliberal en diciembre del 2015. La precariedad de la situación nada tiene que ver con la “supuesta” herencia recibida. están directamente relacionadas con la política económico implementada por el gobierno de Mauricio Macri desde entonces.

El Observatorio de Deuda Social de la UCA dio cuenta, en su último informe, del crecimiento de la informalidad laboral. El 49,3 % de los trabajadores trabaja en la informalidad, el 81, 7 % posee un trabajo de baja calidad, mientras que 75,9% no tiene aportes en el sistema de seguridad social. En ese universo se percibe un  promedio salarial de 10.283 pesos.

“En 2018 el 81,7% de los trabajadores del sector micro-informal tenían un empleo precario o un subempleo inestable, mientras que este empleo de baja calidad solo lo presentaron el 24,8% de los trabajadores del sector formal y el 12,6% de los del sector público. Esta brecha se mantiene relativamente constante en todo el período analizado”, sostiene el informe de la UCA.

El Papa Francisco ha interrogado en innumerables ocasiones al sistema económico que perpetúa la injusticia social: “¿Qué dignidad podrá encontrar  una persona que no tiene qué comer o el mínimo necesario para vivir, o todavía peor, que no tiene trabajo que le otorga dignidad?”. Es obvio que la respuesta gubernamental ha sido nula. Por el contrario, el gobierno insiste con mantener el rumbo económico aun cuando esto conduzca a un pozo sin fin.

Según la UCA “el grupo de trabajadores del sector micro-informal posee una mayor proporción de mujeres que el sector privado formal, un menor porcentaje de población de 35 a 59 años, una mayor proporción de trabajadores sin secundario completo y un mayor porcentaje de residentes en hogares de nivel socioeconómico muy bajo”.

“En general, los factores objetivos del escenario laboral son más adversos para los trabajadores del sector micro-informal: el 75,9% no cuentan con aportes jubilatorios y el 51,3% no posee cobertura de salud nominativa. Al mismo tiempo, el 30% estuvo desempleado por lo menos una vez en el último año, el 13,2% declararon una antigüedad menor a un año y el 45,1% demanda más horas de trabajo. Pero también las condiciones psicosociales son más endebles en los trabajadores del sector
micro-informal: el 23% presenta malestar psicológico, en el 24,1% se observa un afrontamiento negativo ante los problemas, el 16,6% expresaron sentirse nada o poco felices y el 14,1% tienen creencia de control externo”, detalla el informe.

Los datos de la Encuesta de la Deuda Social Argentina de la UCA correspondientes al tercer trimestre de 2018,  dan cuenta que  “sólo 52,7% de los hogares tienen un jefe ocupado en empleos plenos, mientras que 44% están encabezados por un trabajador precario y 3,2% por un desocupado”. 

La precariedad social impulsada por el modelo económico que ostenta el gobierno de Maricio Macri ha incrementado los niveles de precariedad laboral de manera alarmante. Pero no es sólo eso, esta situación crítica habilita al sector empresarial para que en las negociaciones colectivas ejerza , liza y llanamente, un presión extorsiva con los trabajadores. Si se pretenden mejoras salariales se deben entregar convenios colectivos de trabajo.

Demasiado atrás quedó el discurso fantástico que hablaba de la lluvia de inversiones. La inserción de Argentina en el mundo, según el relato oficial, tampoco ha generado empleo digno. En tal sentido y en sintonía con un sistema que solo produce pobres a nivel mundial Macri no ha hecho más que menoscabar, ostensiblemente, el derecho a la vida. Millones de argentinos se encuentran por debajo de la línea de pobreza, otros millones están desocupados y otro porcentaje se ve obligado a aceptar condiciones de trabajo paupérrimas sin tener derecho a ningún reclamo. A eso vale sumarle los ataques constantes que este gobierno impulsa contra la clase trabajadora y sus organizaciones sindicales.

En este concierto mundial el orgullo de Macri es sumarse a la troupe que ha generado que 2.000 millones de trabajadores y trabajadoras, un 60 % de la población activa del mundo, esté sumida en la informalidad laboral. Vale destacar que en Argentina como en España, por ejemplo, como afirma el sociólogo Jorge Moruno Danzi “las empresa no están pensadas para generar empleos”. 

En tal sentido afirma que “la empresa busca nichos de mercado, ámbitos donde dar salida a sus productos. Si para ello es necesario contratar a gente, siempre será como consecuencia, pero nunca como búsqueda; es más bien una necesidad que se trata de minimizar al máximo”.

Moruno  Danzi concluye que “los grandes centros comerciales, las grandes marcas o los macroproyectos no suelen generar empleo, más bien lo destruyen y precarizan el existente, a la par que desvían los beneficios a inversiones financieras o paraísos fiscales”. 

El planteo electoral no puede, a partir de estos datos,  estar centrado en un mero  eslogan. No se trata de dirimir la disputa entres personalismos, la crisis actual excede nombres o liderazgos mesiánicos. Se trata de estar con el capital financiero o con la clase trabajadora.

 

Director Periodístico de AGN Prensa Sindical

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