Opinión

Cuando el Movimiento Obrero se pronuncia el resto de los elementos tiembla

 

El paro general convocado por la Confederación General del Trabajo con la adhesión de numerosas organizaciones sociales y populares, es contundente. La masividad de la protesta contra el plan económico oficial evidencia el pensar de una zona mayoritaria del pueblo argentino que en dos años y medio ha visto caer su nivel de vida en sintonía con la debacle de la actividad económica nacional.

La decisión de la CGT enlazó con convocatorias de ambas CTA, de movimientos sociales, pequeños y medianos empresarios y entidades opositoras. Es visible la adhesión de los  gremios del transporte; si bien la medida hubiera sido plena de todos modos, la ausencia de vías de traslado remarcó la hondura de la misma y su ligazón con el malhumor social. La participación de la Unión Tranviarios Automotor da cuenta del aislamiento político oficial.

Hace rato la Corriente Federal de Trabajadores viene planteando la importancia de un plan de lucha integral que contraste con las iniciativas oligárquicas que se plantean desde el Estado que hoy orienta el presidente Mauricio Macri. Es preciso señalar que a partir de las jornadas posteriores a esta huelga se observará una lucha ante la probable bifurcación de caminos. En ese debate tendrá relevancia la reacción oficial y la acción callejera del movimiento nacional.

Una posibilidad es que el paro general sirva como distensión y aplaque por un tiempo las protestas, debido justamente a su contundencia. La otra es que el mismo relance las batallas sociales y facilite la confluencia para una oposición más firme. Lo cierto es que dentro del andar gubernamental es de esperar una continuidad del plan de ajuste hacia una recesión profunda porque los intereses en la cúspide son opuestos al crecimiento y el desarrollo industrial.

De allí que sea cual fuere el proceso interno del espacio sindical pueda preverse una colisión social honda que sacará a la luz la verdadera grieta nacional, hasta ahora difuminada mediante la división impuesta por la propaganda: de un lado el frente productivo y del otro el rentístico.  Esa fractura real de la comunidad sitúa no menos de un 70 por ciento de los argentinos en una dirección y algunas franjas empinadas con su arrastre zonzo como minoría poderosa.

Lo cierto es que cuando el movimiento obrero organizado se pronuncia, el resto de los estamentos, tiembla. En la Argentina una medida de esta naturaleza no es indiferente a propios ni a ajenos. Impacta sobre el poder, aún cuando finja desoír, y potencia a los sectores populares. Será importante el rol de los medios nacional populares en el próximo tramo para canalizar los debates que se vienen en un marco de cruce con unidad, de búsqueda variada en confluencia.

El paro general de la CGT arriba tras una secuencia formidable de movilizaciones. Grandes protestas diseminadas por todo el país contra el alza de tarifas y transporte, enormes convocatorias conjuntas como las registradas en noviembre y diciembre del año pasado sobre Plaza Congreso. El importante acto de la 9 de Julio, en febrero. Y la descomunal presencia de más de 800 mil personas el reciente 25 de Mayo.

En esas y otras instancias, las calles dijeron no al ajuste, con el objetivo de manifestar un gran NO al hundimiento nacional. Para que el vigor de semejantes acciones alcance canalización adecuada, resultará trascendente la reorganización política del pueblo argentino: presentar opciones claras que generen esperanzas contra la desolación es una labor sobre la que deberá poner manos a la obra para que las protestas no se evaporen en medio del humo generado por las corporaciones comunicacionales gobernadas por el estilo combinado de Héctor Magnetto y Durán Barba.

La gente del Sur está de pie. Daremos cuenta de sus próximos pasos.

 

* Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.

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