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Coronavirus: Entre la crisis mundial y la grasa de los capitales

Por Gustavo Ramírez

I

Es prematuro saber que impacto tendrá en Argentina la crisis sanitaria  global producida por la pandemia de COVID-19.  A la subestimación de la enfermedad, por una parte importante de la población, se le debe sumar la sobre abundancia de información falsa que circula por internet que produce mayor confusión. Del mismo modo habrá que esperar para saber cual es la verdadera dimensión de la situación económica internacional, bapuleada por las manipulaciones hecha por países como Arabia Saudita y Estados Unidos en las últimas semanas.

Por estas horas efusivos comunicadores sociales se esmeran en ponderar la reacción de China para la contención del virus sin medir que ese país, al igual que varias potencias de occidente, omitieron información valiosa incluso antes de la propagación del virus. Entonces vale preguntarse ¿Porqué sería creíble ahora el gobierno chino que, curiosamente, mientras la pandemia cunde y afecta de manera crítica a países de Europa y a Estados Unidos, sale de manera propagandística y sin datos concretos a anunciar el final de la crisis en su país?

No obstante las versiones oficiales y las pasiones desmedidas de periodistas populares, que miran a China como el mesías económico del nuevo liberalismo internacional, las cifras dan cuenta que en el país asiático fallecieron 3.169 personas, en tanto la cantidad de infectados hasta el momento ascendió a 80.793 personas. Según datos dados a conocer por la administración de Xi Jinping, 62.793 pacientes fueron dados de alta desde el inicio de la crisis, en tanto se ha hecho un seguimiento de médico de 677.243 casos de los cuales 13.701 siguen en observación.

El optimismo chino tiene sus propias contradicciones, las que barren con las noticias esperanzadores que se esfuerzan en esparcir sin vueltas los periodistas locales simpatizantes del régimen imperial asiático: “Los casos nuevos siguen disminuyendo. Creemos que hemos superado el pico del actual brote epidémico, que ahora se mantiene en un nivel bajo. La atención médica debe ser la máxima prioridad pero no hay tregua, debemos intensificar los esfuerzos de prevención y control”, declaró hace horas el vocero gubernamental, Mi Feng.

Mientras tanto los número oficiales a nivel global no pueden ser subestimados: Hasta el presente se han registrado 141.844 caos a nivel global. Luego de China, el país con mayor cantidad de casos comprobados, continúa Italia con 17.660, en Irán se registraron 11.364 casos, Corea del Sur comprobó 7.979, España 5.232, Alemania 3.156, Francia 2882, Estados Unidos 1.678, Japón 1.335 y Suiza 1.125. Claro que no se termina aquí la lista de países infectados, pero estos son los que mayores casos han presentado.

Las cifras son oficiales, pero si se tiene en cuenta el colapso que ha generado la crisis del coronavirus en los sistemas de salud puede que nos estemos perdiendo visualizaciones más amplias, por lo que vale pensar que la situación puede ser mucho peor.

La crisis sanitaria se reflejó en las declaraciones del Director General de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus y que afectan directamente a los trabajadores de la salud:“Sin cadenas de suministro seguras, el riesgo para los trabajadores sanitarios en todo el mundo es real. La industria y los gobiernos deben actuar con rapidez para estimular el suministro, reducir las restricciones a la exportación y poner en marcha medidas con las que detener la especulación y el acaparamiento. No podemos detener la COVID-19 sin proteger primero a los trabajadores sanitarios”. 

II

El juego perverso que proponen las grandes potencias implica poner millones de vidas en riesgos. Sin culpa y sin reflexiones las matrices imperiales disputan su propia puja sin contemplar los costos humanos que ello tiene. Claro, lo han hecho a lo largo de la historia y esto no sería nuevo, solo más notorio y visible.

Durante el inicio de la crisis los gobiernos europeos jugaron un juego peligroso como lo es el ocultamiento de información. Tal es así que por estas horas la bomba le explotó en la mano al gobierno español que no tuvo más remedio que declarar el estado de alarma. Algo parecido le pasó a Donald Trump, sumergido en el procesos electoral y jugado de lleno a la reelección subestimó la reacción de la enfermedad y recién ahora tomó decisiones de fondo que tendrán un profundo impacto en la economía internacional y de manera negativa.

Pero hay más. Distintas fuentes periodísticas han precisado que en octubre e del 2019 el Foro de Davos organizó un ejercicio contra la pandemia de coronavirus con la participación del Johns Hopkins Center for Health Security y de la ‎Bill & Melinda Gates Foundation, una organización que se ocupa de investigar y elaborar estrategias para contener procesos como el que estamos atravesando, en resumidas cuentas.

La reunión tuvo lugar en Nueva York y contó con la presencia de, al menos, 15 líderes mundiales. También participaron los dos referentes de la lucha contra epidemias en China y Estados Unidos. Entonces, ¿sabían los líderes mundiales lo que estaba por ocurrir y lo ocultaron sistemáticamente? Solo basta con observar que dos meses después estallaba la crisis de Wuhan.

III

En argentina las reacciones son dispares entre la población,  pero la sensación general es que esto recién comienza. El gobierno nacional tomó medidas preventivas recién en las últimas horas, no escapó a la lógica seguida en otros regiones. En nuestro país existen 31 casos confirmados y dos muertes. Sin embargo, se espera que estas cifras vayan en aumento en el transcurso de los días. La información se da a cuenta gotas, tal vez para no contribuir a aumentar la tensión entre la población ya de por si bastante histérica.

Lo concreto es que todo se ha tornado demasiado oscuro. Angela Merkel le ha dicho a los alemanes que en los próximos meses la cantidad de infectados puede trepar el 60, 70 % de la población. Estas declaraciones dejan en claro que los gobierno saben más de lo que dicen. El juego geopolítico entra en acción de manera explícita de manera perversa.

Perón afirmó: “El egoísmo es, antes que otra cosa, una valor-negación, es la ausencia de otros valores, es como el frío, que nada significa sino ausencia de todo calor. Combatir el egoísmo no supone una actitud armada frente al vicio, sino más bien una actitud positiva destinada a fortalecer las virtudes contrarias ; a sustituirlo por una amplia y generosa visión ética”.

Este pensamiento nacional sirve para conceptualizar las acciones directas del individualismo liberal. No es casual que los países afectados tengan sus sistemas de salud destruidos o en ruinas producto de las políticas de desigualdad permanente que han producido a partir de la implementación de políticas de destrucción del tejido social. Argentina no exenta de esta situación. El macrismo avanzó sobre la salud pública con la misma crueldad que lo hizo en otros sectores y hoy todos estamos en un estado de absoluta vulnerabilidad.

La ética es la esencia de los valores que promueve la Comunidad Organizada. Para Perón la ética es lo contrario al egoísmo por lo que vale atacar las actuales circunstancias de dicha perspectiva abandonando los eufemismos ideológicos que nada tienen que ver con la ética del pueblo. Los que minimizan esta enfermedad soslayan a los poderes que la han puesto en juego por acción u omisión.

No se trata de estadísticas. Una vida vale tanto como 5 mil. No es tiempo de esperar. Es momento de tomar decisiones políticas de fondo para asegurar el bienestar nacional sin estar atados a la dependencia internacional que juega su propio juego, una partida que no nos es propia y que no nos puede condenar a la muerte. El peronismo vida, es el Eros ontológico de lo social y desde allí se debe actuar.

 

13/03/2020

 

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