Diario de la FeMPINRA

Brexit donde todos perdemos y perderemos

*Por Walter Castro

La víspera de Navidad trajo un trato, finalmente. Pero principalmente para el Reino Unido. Es un trato en el que todos perdemos y perderemos. La visión de la “Gran Bretaña global” e imperial, al menos en el corto tiempo, es muy improbable.

Otras ganancias anunciadas, por los fervorosos defensores del Brexi cuando militaban por salir de la UE, son mucho menores de lo que se anunciaban y habrá que ver si es que existen.

Hoy la soberanía de Inglaterra va a enfrentar nuevos retos, no desde sus viejos socios europeos, sino internamente, en su día a día. Irlanda está ahí siempre latente y quizás no hoy pero si mañana Escocia vuelva a convertirse en una ecuación molesta para el reino. Más los desafíos que aguardan en el Atlántico Sur. La Unión Africana considera a Santa Elena como un territorio africano ocupado, por ejemplo; y está el siempre el mal resuelto tema  Malvinas.

Todo esto vuelve con fuerza al tapete internacional por la resolución que tuvo el Brexit.

 

MALVINAS

Para las Islas Malvinas, la cuestión de la soberanía es más real. El gobierno de ocupación está preocupado de que la solidaridad de la Unión Europea, en apoyo de la reivindicación de soberanía británica sobre los territorios estratégicamente importantes e ilegítimamente ocupados del Atlántico Sur, pueda desaparecer más rápido de lo que se piensa.

La constante y agresiva expansión pesquera de China en las aguas inexploradas alrededor de las Islas Malvinas y las incesantes demandas de soberanía de Argentina sobre Malvinas requieren una fuerte contraposición, según la mirada británica.

En las Islas Malvinas los corsarios o kelpers, están más que preocupados y murmuran los nombres de Francia, Portugal, Italia y España, como posibles candidatos a favor de un cambio de la lealtad pasada de la Unión Europea al Reino Unido y sus reclamos legales a una política de buenas relaciones con Argentina y otros países latinoamericanos.

En lo concerniente a Francia, las Islas Malvinas siempre han sido conocidas en Francia como “les Malouíes”. Los primeros pobladores, después de todo, vinieron de St. Malo, dando a nuestras islas del Atlántico Sur su nombre histórico.

La verdadera relevancia estratégica de los territorios británicos desde Gibraltar, a través de Santa Elena, hasta las Malvinas se encuentra más al sur: la relevancia estratégica de la Antártida crece continuamente,  ya nos referimos a nudos Polimetálicos e Hidrocarburos.

 

Pitcairn

El poder global de EE.UU depende de la inteligencia recopilada por tres enormes instalaciones de vigilancia satelital: la primera es la base de la fuerza aérea Buckley en Denver,  Colorado; la segunda es Menwith Hill en Harrogate, Yorkshire, y la tercera en Pine Gap, Australia, entonces ¿por qué preocupa la posible venta Pitcairn ?

La pequeña roca del Pacífico Sur no ocupa un lugar destacado en la lista de prioridades geopolíticas ni alimenticias. Sin embargo, Pitcairn es de importancia estratégica, ya que por las aguas circundantes a Pitcairn circulan y confluyen todos los cables de Internet más importantes.

A raíz de la escasa población en Pitcairn, la isla podría estar a la venta, como anuncian algunos observadores del gobierno de Nueva Zelanda.

Cualquier vacío político en esta parte del mundo seguramente atraerá a otros, especialmente China y Rusia, a tratar de llenar el vacío.

Los franceses, que son vecinos de Pitcairn a través de Wallis y Futuna, la Polinesia Francesa y Nueva Caledonia, se toman el tema en serio. Mientras tanto, el resto de la Unión Europea prefiere ignorar las múltiples disputas del Indo-Pacífico que se avecinan. Sea lo que sea lo que depare el futuro, dejar de estar integrado en la UE ya no es una gran liberación, la soberanía ampliada de Inglaterra también obliga a los británicos a actuar por su cuenta y hacerse cargo de las consecuencias.

 

DIEGO GARCIA

Los cambios en el  poder global, apenas vivibles pero relevantes atados al Brexit, ya están presentes.  Ahí nuevamente regresaron fuerte en el Indo-Pacífico: Diego García, el atolón central del Territorio Británico del Océano Índico, se conoce principalmente con el nombre de un portaaviones utilizado por los Estados Unidos y el Reino Unido en sus operaciones conjuntas pasadas en Afganistán e Irak.

El nombre histórico de Diego García es Archipiélago de Chagos. Originalmente, estas 55 islas atolones que estaban unidas al archipiélago. Después de la votación del Brexit, el estado del archipiélago de Chagos ha regresado como una disputa sobre una cuestión no resuelta de descolonización. Será momento del Atlántico Sur.

 

ONU

Tanto en junio del 2017 en la ONU, como en febrero del 2019 CIJ, se votó a favor de una resolución presentada por el Atolón en la Haya para que definan en una opinión consultiva el estatus legal del archipiélago de Chagos.

Habiendo dictaminado la Corte que la descolonización del archipielago no se llevó a cabo de manera compatible con el derecho de los pueblos a la libre determinación, se deduce que la administración continuada del archipiélago de Chagos por el Reino Unido constituye un acto ilícito que entraña la responsabilidad internacional de ese Estado.

En consecuencia, el Reino Unido tiene la obligación de poner fin a su administración del archipiélago de Chagos lo antes posible, permitiendo así completar la descolonización de su territorio de manera compatible con el derecho de los pueblos a la libre determinación.

 

REVES DE GRAN BRETAÑA.

Este revés para Gran Bretaña fue solo el comienzo: el 22 de mayo de 2019, por una mayoría sin precedentes de 116 a 6, con la abstención de 56 países, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó “en apoyo de una moción que establece un plazo de seis meses para Gran Bretaña retirarse de la cadena de islas Chagos.

Si bien solo Estados Unidos, Israel, Hungría, Australia y Maldivas respaldaron la posición británica, Austria, Grecia, Irlanda, España, Suecia y Suiza estuvieron entre los países que votaron a favor de la moción del archipiélago.

Francia, Alemania, Holanda, Portugal, Polonia y Rumanía se encuentran entre los países que se abstuvieron.

 

CONCLUSIÓN

Teniendo en cuenta que el voto de la ONU no fue vinculante, la consecuencia estratégica a futuro de la disputa de Diego García es innegable, en un momento en que el tema de la libertad de navegación está ganando importancia en todo el Indo-Pacífico, en un momento en el que no se pudo resolver Gibraltar, Marruecos, Santa Elena o Malvinas,  nos da la sensación que en el Atlántico, por tratarse de una fuente constante de alimentos e hidrocarburos,  cuesta más la libre determinación de los pueblos.

La competencia de las grandes potencias emergentes se encuentra con una Gran Bretaña debilitada que ha optado por actuar sola, y una Unión Europea debilitada, que ni siquiera avizora los conflictos subyacentes en el nuevo Indo-Pacífico y por qué no en el Atlántico.

Esto es más que un aspecto olvidado del trato navideño de perder-perder o las nefastas políticas británicas del 65’ divide y vencerás. Hoy si no reaccionamos pronto en los organismos que corresponden será el Brexit en el que todos perdimos, porque más allá de la fuente de riquezas que significa nuestro Atlántico, existe una fuerte necesidad IMPERIOSA (caramba) de trasladar algún conflicto bélico hacia nuestro Atlántico para imponer una figura que ya se cae a pedazos en todo el mundo.

Cabe preguntarse entonces si le temen tanto a los chinos, por qué le venden licencias kelpers para pescar en nuestras aguas a cambio de, según el año, varias decenas de millones de libras.

 

 

*Secretario General del SANAM

4/1/2021

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