Por Redacción
En una carta dirigida al Presidente de la Asociación Argentina de Profesores del Derecho Penal, Alejandro Slokar, el Papa Francisco evidenció su preocupación el estado de la “justicia” en Argentina. En tal sentido, el Sumo Pontífice expresó: “para que la función penal no se convierta en un mecanismo cínico e impersonal, necesitamos personas nutridas de formación técnica, pero sobre todo apasionadas por la justicia, conscientes del gran deber que cumplen”.
Al mismo tiempo, Francisco subrayó que “solo así ninguna norma será un fin en sí misma, sino que todas estarán al servicio de las personas implicadas, ya sean los autores de los delitos o las víctimas que han sido ofendidas. De esta manera es posible abordar los temas éticos y morales que se derivan de los problemas que se derivan de la conflictividad y de la injusticia, comprender el sufrimiento de las personas concretas involucradas y llegar a otras soluciones que no profundicen esos padecimientos”.
A modo de reflexión, el Papa señaló que “tanto la academia como la judicatura deben tener presente el respeto de la ley,cuyas disposiciones de orden superior constitucional e internacional deben observarse, junto a un deber de conciencia adecuado a la gravedad de las consecuencias”, y agregó que “la ley por sí sola nunca puede alcanzar los objetivos reales de la función penal”.
“Necesitamos docentes y jueces que asuman la misión que implica su vocación como servidores del Derecho. Muchas veces se produce un desplazamiento de las personas hacia las estructuras, de tal modo que no es el ethos el que le da forma, sino las estructuras quienes producen el ethos y delimitan la ética profesional. El llamamiento que realizo a ustedes, como expertos, es que contribuyan a la promoción del ejercicio de las funciones académicas y judiciales con apego a los compromisos éticos”, remarcó su Santidad.
Asimismo, en su misiva Francisco puntualizó que “esto es lo que sucede con el incremento del uso indebido del encierro y el consiguiente deterioro de las condiciones de detención, junto al incentivo involuntario a la violencia o al uso desproporcionado de la fuerza, que llega a configurar situaciones de una autentica pena de muerte informal (cfr. Discurso a una delegación de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, 17 de diciembre de 2018)”.
Del mismo modo, expresó que “en anteriores ocasiones señalé la misión que tienen los juristas para contrarrestar la irracionalidad punitiva y observé con preocupación el uso arbitrario de la prisión preventiva, la prisión perpetua, el encarcelamiento masivo, el hacinamiento y las torturas en las cárceles, como también la arbitrariedad y el abuso de las fuerzas de seguridad, la criminalización de la protesta social y el menoscabo a las garantías penales y procesales más elementales”.
En ese orden, el Papa, aseguró que “necesitamos que los juristas debatan y propongan nuevas formas de protección jurídica de la Naturaleza, y que el derecho humano a un medio ambiente saludable no puede resguardarse sin salvaguardar primero los derechos de la Naturaleza”.
Para Francisco, “el derecho humano carece de sentido si los ecosistemas que sostienen a la humanidad no tienen derecho a existir. En consecuencia resulta indispensable crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas, antes que las nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecnoeconómico terminen arrasando con la libertad y la justicia”.
Por último, el Sumo Pontífice manifestó que “la dignidad de la persona también se ve afectada por los abusos que facilitan las nuevas tecnologías. Esta advertencia es particularmente importante frente a las modalidades de prevención de conductas que promete la Inteligencia Artificial, una capacidad tecnológica que podría servir a la actualización de la vieja y conocida peligrosidad, que niega la condición de la persona”.
10/11/2022