Opinión

Perón: El terror de la oligarquía y la esperanza de la clase trabajadora.

*Por Martín Tomassini

“PERON YA NO CONSTITUYE UN PELIGRO PARA EL PAÍS”. Con este título se refería, al encarcelamiento de Juan Domingo Perón, el diario Crítica del  13 de Octubre de 1945. El entonces Coronel, impulsó  la creación de los tribunales de trabajo, cuyas sentencias resultaban favorables a las demandas obreras. La indemnización por despido, el establecimiento del seguro social y la jubilación para dos millones de personas.

El estatuto del Peón que estableció un salario mínimo y procuró mejorar las condiciones de
alimentación, vivienda y trabajo de los trabajadores rurales. La creación del Hospital Policlínico para trabajadores ferroviarios y 470 convenios colectivos que alcanzaron a poco más de tres millones y medio de trabajadores.

Estas reformas, fueron impulsadas por Perón desde su cargo, en la  Secretario de Trabajo y
Previsión. Estas acciones produjeron un acercamiento político entre el Estado y el Movimiento Obrero y éste era el peligro del que hablaba la primera plana de aquel diario Crítica, el peligro que se quería evitar.  El olfato de la oligarquía nacional siempre fue implacable, desde el minuto uno se intentó desterrar, erradicar, eliminar cualquier vestigio de igualdad, de justicia social para la clase trabajadora.

“Me vestí apresuradamente, bajé a la calle y me uní a la multitud que avanzaba rumbo a la Plaza de Mayo. Vi, reconocí, y amé los miles de rostros que la integraban no había rencor en ellos, sino la alegría de salir a la visibilidad en reclamo de su líder. Era la Argentina “invisible” que algunos habían anunciado literariamente, sin conocer ni amar sus millones de caras concretas, y que no bien las conocieron les dieron la espalda. Desde aquellas horas me hice peronista.” Leopoldo Marechal.

Cuatro días más tarde, de la tapa de Crítica, se gestaba lo que se conocería, en la posteridad, como el Movimiento Peronista. Se transformaba para siempre  la historia de nuestro país. La clase trabajadora, en su conjunto, rescataba a su líder y tomaba  así su lugar de poder  dando forma al
movimiento de masas más grande de la Nación y seguramente el más longevo del mundo.

El “Día de la Lealtad” fue el nacimiento de un amor incondicional entre un líder y su
pueblo. En paralelo a  la creación del movimiento peronista surgía, desde el sector más
reaccionario de la sociedad,  el anti-peronismo. Allí convergieron, junto a la oligarquía: El radicalismo, el comunismo, los partidos de derecha y parte de las Fuerzas Armadas.   Este grupo, tan nutrido como heterogéneo, se encargó de embestir sobre el peronismo una y otra vez, utilizando cualquier método para intentar exterminarlo.

La traza de aquel ataque llega hasta nuestros días, pero pese a las mentiras, las bombas, el derrocamiento, los fusilamientos, la persecución, el exilio, la proscripción, los desaparecidos… el “Legado de Perón” sigue tan vigente como aquel 17 de octubre: Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social. Mientras se re-ordena el partido Justicialista y a la espera de la política, el Movimiento  Obrero se mantiene en la calle, protestando pero también asistiendo a los más desposeídos.

Los dirigentes, los delegados de base, los movimientos sociales, los militantes y la juventud realizan un trabajo territorial intentando paliar la terrible situación que viven millones de argentinos. Cada vez son más las ollas populares que invaden las calles, las plazas y los barrios de nuestras ciudades. El crecimiento exponencial del hambre, la pobreza y la indigencia requiere redoblar el compromiso por parte de las organizaciones.

“Los dos brazos del peronismo son la justicia social y la ayuda social. Con ellos damos al pueblo un abrazo de justicia y amor”,  Juan Domingo Perón.

El ataque que recibe el sindicalismo es directamente proporcional al recibido por el peronismo. Los medios masivos de comunicación (y en algunos más populares) arremeten contra los gremios y sus dirigentes. La campaña está fogoneada por el Gobierno, que ve en el Movimiento Obrero el foco más importante de resistencia contra las políticas neoliberales que está aplicando.

La propaganda en contra es tan grande que una parte de la sociedad responsabiliza a sindicatos de los males que los afectan. La embestida no es solo contra la “Mafia Sindical”, los Movimientos Sociales son otro sector permanentemente acosado por el gobierno y sus multimedios. Los llamados “Piqueteros y Planeros” son un dique de contención para mantener la paz social.

Por último la constante estigmatización de la Juventud “perdida” y la campaña de desprestigio contra la militancia, crean un descrédito general que se hace carne y se reproduce casi de modo natural. El neo-liberalismo golpea a  los más humildes, a los trabajadores formales e informales, a la juventud, a la militancia. Golpea sin distinción de raza, religión, sexo, ideología…el plan: “El capital ordena”. Solo se salva el más fuerte.

Por el contrario, los sindicatos, los Movimientos Populares, la Juventud Sindical, la militancia, se cargan al hombro el legado de Perón por la Justicia Social y salen a tenderle una mano a los compatriotas que menos tienen. Levantan y vuelven a levantar, una y otra vez, las banderas de Perón.

El peronismo contiene, abraza, incluye, comprende. La conciencia social es el pilar fundamental del movimiento.  En fin, a pesar de la sentencia profética del diario Crítica, Perón constituye un peligro para el país… Para el país de la exclusión, para el país de la pobreza, para el país de la desigualdad social… Para el país de la Oligarquía.

 

 

*Miembro del Sindicato del Personal de Dragado y Balizamiento / Conductor de Puerto Base

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