Opinión

El trabajo como razón social de la Justicia Social y la unidad de la clase trabajadora.

*Por Gustavo Ramírez

La idea de pos-verdad se aleja de las instancias relacionales sociales para complementarse con la noción, estructurante, del “Fin de la Historia”. Fukuyama prentendió darle un marco al neoliberalismo de los ’90 con el vacío del proceso histórico. Erradicar las narraciones de masas y establecer, como subconjunto social, el micro relato individualista. En las últimas horas los zócalos de los medios empresariales utilizaron ese concepto para reflejar lo que no sucedió el último 17 de Octubre.

El axioma neoliberal actual no está representado por la pos-verdad, mucho menos por el fin de la historia. Por el contrario, necesita ubicarse en el pasado reciente para individualizarse y legitimar las acciones políticas económicas que sumergen al presente en una crisis aguda. La fundamentación argumentativa de Cambiemos se nutre de lo que Mark Fisher llamo realismo capitalista. La noción fundamentalista de la restauración neoliberal asentada en el conjunto de elementos sociales sostenidos por el capital financiero.

Mauricio Macri llegó al gobierno con una idea madre: Descentralizar el trabajo como articulador socio-cultural de la movilidad social ascendente. Con ello barrer también con los principios axiomáticos del peronismo que, en su momento, desplazaron al capital financiero y promovieron el Estado de Bienestar a través del entramado revolucionario de la comunicad organizada. En esta coyuntura no es casual el ataque feroz y violento a las organizaciones sindicales, ni el permanente hostigamiento a los Movimientos Sociales.

La desestructuración del trabajo como entidad organizativa de los lazos sociales implica la ruptura la cohesión socio-cultural en el territorio y el avance político contra las clase trabajadora. Barrer con la matriz productiva constituye el emplazamiento referencial de la ideología macrista en función de la ecuación negocios-ganancias. El dique de contención histórico a dicha avanzada del capital fue y es el Movimiento Obrero Organizado, legítimo heredero del legado de Perón. Allí es donde dirige, entonces, el ataque Cambiemos y lo hace con el conjunto de la sumatoria de su poder: Medios, política y corporación judicial.

El sindicalismo, en el presente nacional, no lucha meramente por las reivindicaciones de derechos. La pelea es más profunda y apunta, necesariamente, al reordenamiento ontológico de la comunidad organizada a través de la centralidad del trabajo. Sin embargo, la raíz de esta lucha no está afincada en el presente. La pugna por la Justicia Social no es una narración épica fomentada por la ira romántica de una clase subordinada a las disciplina del relato. El combate del  Movimiento Obrero es cara a cara con los amos del capital, se da día a día, con epicentros históricos. Podemos afirmar que, con altos y bajos, tensiones y contradicciones, que el Movimiento Sindical está en lucha desde 1955.

Ha sido el campo sindical quien mejor leyó las demandas del presente. La fortaleza de la esperanza que genera esta lectura sostiene su andamiaje en la integración de nuevos agentes sociales. Los vínculos, tendientes a la unidad progresiva, con los Movimientos Sociales son el ejemplo sólido del fortalecimiento de una estructura que se reconstruye en la acción. Los trabajadores de la economía popular dejan de ser observados como un elemento- producto de la distorsión social generada por el desplazamiento de la centralidad del trabajo – exógeno a la estructura tradicional del sindicalismo y se transforma en un componente elemental del funcionamiento social del nuevo tiempo.

Vale la pena, a modo de ejemplo, rescatar lo que sostenía Juan Carlos Schmid, ex miembro del Triunvirato de la CGT, en agosto de éste año respecto a la inclusión de los Movimientos Sociales en la Central Obrera: “nosotros lo que abrimos fue un debate intenso dentro del movimiento sindical, para que nos demos cuenta de está cambiando la composición de la clase trabajadora y de que esos que no tienen convenios, son tan compañeros como cualquiera y que esa es una cuestión pendiente en la CGT, y si no se la quiere abordar ahora no lo hará, pero tarde o temprano la va a tener que discutir”. 

“El salario social complementario lo consiguió una enorme movilización de este triunvirato junto con los movimientos populares, nosotros fuimos los que conseguimos eso, de modo tal, que está bien que se recuerde que no tenemos que “entornar la puerta”, pero fuimos nosotros los que estuvimos allí, y somos nosotros los que acompañamos las marchas atentos a los movimientos populares, porque insisto son parte de la clase trabajadora” , sostuvo Shcmid entonces.

Esto es lo que ataca en términos ideológicos y políticos el macrismo en el poder. La matriz social productiva que ha hecho crecer al país. No fue la oliarquía campera, no es le capital financiero, es la clase trabajadora con sus organizaciones sindicales y políticas, con su cultura del trabajo, la que consolidó lazos solidarios de clase y la que potenció el desarrollo industrial del país.  Nunca fue, entonces, el fin de la historia.

El último 17 de Octubre mostró fotos inquietantes para el Gobierno. Los discursos preocuparon pero lo que desveló al ceno del poder económico, entrelazado en Cambiemos, es la unidad que traccionó el Movimiento Obrero en defensa del peronismo, que no es otra cosa que la defensa del trabajo como eje central del movimiento social. La pos-verdad ha quedado arrinconada como un significante vacío de la voracidad capitalista.

No obstante la cuestión no está resuelta. La pelea por el trabajo implica distintos desafíos para el Movimiento Obrero, parte de ellos se relacionan al nuevo paradigma laboral que impone la mentada revolución tecnológica. No ya solamente por el desplazamiento de las viejas estructuras del trabajo sino también con la incipiente precarización laboral que esboza lo que se denomina capitalismo de plataformas.

Mientras tanto, el Movimiento Sindical reconfigura el mapa de acción. El 20 de Octubre se realizará un Encuentro Ecuménico el Luján que convocará a una movilización masiva. Allí volverán a converger la Iglesia de Francisco, la de la opción por los pobres, Movimientos Sociales y sindicalismo. Una frontera amplia para la construcción de un camino necesario como el de la unidad. Paz, Pan y Trabajo la razón de ser de la clase trabajadora como Justicia Social.

 

*Director Periodístico de AGN Prensa Sindical

Periodista :  La Señal Medios / Radio Gráfica

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