Opinión

Crónica de cuando el pueblo le ganó a las balas

*Por Gustavo Ramírez

Para Carla y Camila que no pierden la esperanza ni bajan la guardia.

Las columnas llegaron a Plaza Congreso ordenadas y en calma. Los cantos evidenciaban la bronca que generan las reformar neoliberales de Cambiemos. Por Entre Ríos y Alsina llegaba el grueso del cuerpo sindical. Allí estaban las vallas de la policía. Igual que frente al Congreso donde los Diputados comenzaban una sesión extraordinaria. Bombos, banderas y el color sin fin de los gremios que hallaron su punto de inflexión.

Todo fue abrupto. La tensión cortaba el aire con el filo de la angustia y de la bronca. Éramos miles. Hermanados bajo una misma consigna: No a la Reforma Previsional. Y así sin mediar palabra comenzó el festival de balas de gomas y gases. La policía disparaba a diestra y siniestra cubierta detrás del vallado. La bronca de los trabajadores crecía y las puteadas se lanzaban al aire y de alguna manera parecían servir de escudos. Pero como es lógico un insulto o miles no van a detener la violencia desatada por las fuerzas policiales.

Ciegos, locos, sebados. Así actuaban los que portaban uniformes. Mientras los trabajadores intentaban protegerse de los gases y los balazos. Las pruebas de la infamia quedarían a la vista casi ocho horas después. Miles de cartuchos desperdigados sobre las Avenidas y calles lindantes, cercanas al Congreso. Los trabajadores, los manifestantes retrocedían raudos a guarecerse. Cuando el fuego cesaba volvían a marchar. Muchos con los ojos rojos por los gases, otros mostraban como el accionar criminal de la fuerza de “in-seguridad” les había quedado grabado en el cuerpo.

Viejos fantasmas de la historia recorrían los senderos de la memoria. Pero el momento se tornaba efímero porque cuando los pasos se acercaban nuevamente a las vallas una lluvia interminable de detonaciones caía con furtiva sobre los manifestantes. Con el correr de las horas la cuestión estaba clara. La orden era impedir que miles y miles de trabajadores ocuparan la Plaza para expresar su rechazo y repudio a una ley que representa en sí mismo el eje vertical de las políticas serviles del Gobierno para con el Capital Financiero.

Cuando la tarde avanzó bajo un sol impiadoso y se conoció que se levantaba la sesión las voces tronaron. Pero las detonaciones no terminaron. En medios de gases los abrazos del pequeño gran triunfo daban cuenta de lo que se ponía en juego en la calle. La dignidad del pueblo, el pueblo no la negocia. Sin embargo la razón policial no comprende las razones del pueblo. A partir de ese momento y ante el repliegue de las columnas las fuerzas de la “criminalidad” neoliberal comenzaron una caza de brujas. Querían sangre y la buscaban en cada esquina cercana al Congreso Nacional.

Las crónicas románticas hablarán de jornada épica. Fue un día histórico, sin dudas. Contrariamente a las mentiras vertidas, en la seudo conferencia de prensa, por el Jefe de Gabinete Marcos Peña la violencia no vino de los trabajadores. La violencia la ejerció sin discriminación y sistemáticamente la policía en representación del Gobierno. Un gobierno que ayer perdió el rumbo social y político. Quemó gran parte de su capital político en su misión desesperada por imponer una reforma que la gran mayoría del pueblo aborrece. El gobierno perdió. Perdió en la calle y en el recinto.

La CGT junto a las CTA, a la Corriente Federal de Trabajadores y a los Movimientos Sociales, lograron cambiar el rumbo de un proceso que parecía inexorable. Existió, en esa Plaza, una unidad de hecho que trascendió las diferencias ideológicas y constituyó un nexo para defender los intereses de los que menos poseen. A Cambiemos el “realismo capitalista” le hizo tronar el escarmiento.

Este gobierno no se podía dar el lujo de mostrarse abatido y con la calle perdida. Está desesperado por verse fuerte y sólido. No quiere sentir el peso de diciembre del 2001 sobre su espalda. Apela, entonces, a la mentira y a la represión salvaje. Su desesperación y su irritación lo lleva a responder con la lógica neoliberal a flor de piel. Macri es un empresario y es de derecha y está a favor de la represión. No es muy difícil. No tolera que el pueblo, que los trabajadores le pongan un dique de contención a su barbarie económica y social. Ni siquiera los medios alcahuetes pudieron tapar las imágenes de la acción criminal de un Gobierno que pierde el rumbo.

Marcos Peña es desmentido por la misma movilización. Desde horas tempranas las inmediaciones del Congreso mostraron una postal de diversidad política e ideológica que expresaban su malestar con calma. Esa convivencia fue en todo momento pacífica. Lo que equivale a decir que los trabajadores no provocaron a la policía, ni buscaron el enfrentamiento. Tampoco existieron esos grupos que se pueden desprenderse del resto para generar lo indeseable. Entonces Marcos Peña miente. Miente con descaro y cinismo, otra razón neoliberal. El jefe de Gabinete tiene muy en claro que la marcha fue en paz. De la misma manera que sabe que su gobierno ordenó la represión sistemática.

“¡ El pueblo unido jamás será vencido!”, no fue un canto solamente ayer. Fue a representación cabal de la contundencia que tienen las movilizaciones sociales. Fue un mensaje para la dirigencia política: Vean, nosotros nos podemos unir para enfrentar a este modelo de hambre y exclusión, somos el ejemplo, así que a dejarse de joder y únanse.

Cuando cayó la noche aun quedaba en el aire el olor ácido del gas que la policía tiró sin cansancio. De civil y con uniforme todavía daban vueltas por el Congreso. El calor auguraba un diciembre intenso y sin pausa. La imagen que vino a la cabeza de éste cronista fue la de los trabajadores con los brazos en alto, los abrazos entre el fuego policial – sí, fuego policial- el sabor del triunfo con los ojos ardidos por los gases. Fue un instante. Sin embargo es una postal interminable. El pueblo de pie ante un Gobierno que se arrodilla. Un pueblo trabajador que no se rindió. La postal de la derrota del Gobierno.

 

*Director periodístico de AGN Prensa Sindical

Periodista de La Señal Medios /Radio Gráfica/ “El Taller” / “Palabra Sindical”

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